Las especies invasoras se consideran la segunda causa más importante de pérdida de biodiversidad a escala mundial. Los ecosistemas de agua dulce son especialmente vulnerables, debido a la perturbación humana generalizada, como la canalización, la contaminación y la construcción de represas y embalses
La consecuencia directa para los usuarios de tuberías de distribución de agua de uso industrial o doméstico, es un nuevo problema, aunque no reciente, que se incorpora al catálogo de incidencias de mantenimiento.
Los costes que supone establecer medidas de control, sin tener en cuenta los daños estructurales ( numerosos pueblos de Aragón se encuentran con serios problemas de abastecimiento de agua potable por colmatación de la red), la perdida de valor de la instalación por su ubicación (el Pueblo de El Sobron pierde el negocio turístico por causa del mejillón cebra) y el lucro cesante,(miles de horas perdidas por paradas técnicas), adquieren dimensiones abrumadoras. El impacto no se ciñe a una zona geográfica concreta, engloba la práctica totalidad de países.
Vamos a tratar en este artículo, un impacto directo de la invasión de bivalvos en los sistemas industriales que emplean agua cruda, transportada mediante impulsión, y que discurre a través de una compleja red de tuberías. Estamos hablando de los sistemas de riego
El problema se origina por las incrustaciones de moluscos bivalvos invasores en las superficies internas de los conductos que transportan el fluido a lo largo de las diferentes estructuras que forman el sistema de riego. Desde la toma de agua en la acequia o canal principal, el agua discurre por diversas estructuras, (cantara, impulsión y distribución), hasta la emisión mediante sistema de aspersión, goteo, etc.
Los bivalvos en estado veliger o juvenil son arrastrados por la corriente de agua. Muchos de estos individuos perecen durante este proceso. Otros, sobreviven y pueden alojarse en aquellos espacios donde la velocidad del flujo se reduce. Si las condiciones son propicias ( temperatura, nutrientes, naturaleza del agua), en un periodo breve de tiempo formarán una colonia y desde estos espacios se iniciará el proceso de crecimiento y posterior proliferación periódica (la presencia de un ejemplar adulto supone el vertido al sistema de un millón de larvas, que puede tener dos ciclos reproductivos al año (primavera y otoño).
Mucho se ha avanzado en el conocimiento comportamental de los diferentes tipos de bivalvos invasores en sistemas naturales o artificiales y factores que propician la colonización.
El éxito o fracaso de la fijación de colonias en estas estructuras viene dado, no solo por las condiciones físico químicas del agua, sino por otros aspectos ambientales y técnicos, sin contar con las características de cada especie.
Sin embargo, a pesar de las medidas preventivas dirigidas al control de la expansión de estas especies invasoras en las áreas naturales o artificiales que forman parte del sistema (embalses, balsas, canales, acequias, etc.) el problema persiste.
No podemos olvidar que muchas de estas medidas de control, están basadas en productos químicos como el cloro (lo que en la práctica supone que, para eliminarlo, en sistemas abiertos se eliminaría también a la casi totalidad de los habitantes del ecosistema).
Las características adaptativas de la mayoría de bivalvos invasores, pasan por una mayor resistencia a estos productos. También producen efectos colaterales negativos, tanto para el medio acuático como para las propias infraestructuras. Al contrario de lo que se pensaba, estos individuos pueden desprenderse de la fijación mediante el biso y reubicarse en otros ambientes menos agresivos.
Por su naturaleza, la mayoría de bivalvos invasores, para su desarrollo, requieren la fijación definitiva, en superficies rígidas, sin importar el tipo de material. Para alcanzar este estadio los individuos juveniles, han tenido que superar las barreras empleadas.
Una vez incorporados a la red de distribución o alimentación del sistema, los individuos se fijan en las superficies internas de las tubulaciones. La retirada de estas colonias en tuberías de pequeño diámetro, (< 50 cm), se convierte en una tarea costosa y poco eficiente.
Si consideramos que una red de distribución de agua para riego puede alcanzar muchos kilómetros de longitud, la tarea de desanclar estos asentamientos se convierte en una operación prácticamente imposible.
Cuando un bivalvo invasor detecta la presencia de productos químicos inyectados en la red de distribución, cierra las valvas y pueden permanecer durante días e incluso semanas sin actividad aparente, hasta que el efecto tóxico desaparece.
El tratamiento de las superficies internas de estas tuberías con anti incrustantes no tóxicos (bio tecnología), es una de las soluciones aportadas por Ecowater Technologies. Este modelo crea una superficie anti adherente en la cara interna de la tubería que la protege de cualquier tipo de fijación de organismos acuáticos. No produce cualquier efecto contaminante en el agua circulante, alarga la vida de las tuberías al impedir cualquier tipo de corrosión e impide que se produzca fijación de bivalvos.
El proceso es de fácil aplicación y la vida útil se establece entre 4/5 años.