Resolver problemas es una de las habilidades funcionales que los seres humanos han estado ejerciendo desde los albores de la Humanidad.
Resolviendo problemas, es como el ser humano ha evolucionado en el largo proceso de nuestra existencia. Este siempre ha sido el caso, y seguirá siéndolo.
Estas habilidades de adaptación nos han permitido ubicarnos, en un ranking hipotético de evolución, en un lugar preeminente ante las otras especies que habitan nuestro planeta. ¿Es esto cierto? Absolutamente no.
Es cierto que el desarrollo de habilidades cognitivas superiores, es decir, atención, percepción, memoria, resolución de problemas, comprensión, establecimiento de analogías entre otros, nos ha permitido crear herramientas que tienen la capacidad de reajustar los desequilibrios que ocurren permanentemente en un entorno. La dinámica compleja, como es la existencia de la vida, como una misteriosa excepción, parece, en la inmensa grandeza del universo. Sin embargo, eso no está sucediendo.
Las habilidades cognitivas superiores no solo son una herramienta que permite ajustar los desequilibrios, sino que también deben contribuir a visualizar el futuro inmediato, adoptar actitudes y comportamientos preventivos o nuevas posiciones de adaptación. Eso tampoco está sucediendo.
Hemos logrado poner al hombre en la luna y estamos en camino de llevarlo a Marte. Conocemos el universo del que formamos parte, mucho más de lo que conocíamos hace solo 30 años. La carrera por este deseo de conquistar nuevos mundos hace de Estados Unidos, Rusia, China, India, Israel, la Unión Europea y otros países, algunos de ellos en lo que se llama emergente, gastan / gastamos, enormes cantidades de dinero para alcanzar el liderazgo en una tecnología que, quizás, algún día, hará posible que nuestra raza, la raza humana, habite otros planetas. ¿Podremos también clonar nuestra naturaleza? El fruto de eventos geológicos, físicos, químicos que ocurrieron durante millones de años, es decir, lo que nos ha hecho ser como somos, ¿también vamos a "exportarlo"? ¿Es esta odisea también permitida a otras especies distintas del humano?
Y mientras tanto, aquí en la tierra, ¿qué está pasando? ¿Qué pasa con el agua en nuestro planeta? Solo una pequeña parte del dinero y la inteligencia que usamos en los proyectos de tecnología espacial servirán para calmar la sed de millones de seres humanos.
Solo una parte del costo del daño causado por las especies acuáticas invasoras en los sistemas estratégicos y vitales para el desarrollo económico de las naciones, como la energía, la agricultura y los suministros de agua potable, serviría para llevar a cabo estrategias de control exitosas de estas invasiones perniciosas.
Una dicotomía difícil de entender
Por un lado, tenemos las herramientas más sofisticadas para hacer que nuestras comunicaciones e interrelaciones entre las personas sean más eficientes, rápidas y útiles todos los días. Desarrollamos conceptos revolucionarios sobre movilidad y habitabilidad. Cada día, el ser humano se hace más longevo, gracias a los avances en la ciencia médica. Buscamos nuevos combustibles, más eficientes y menos contaminantes. Establecemos leyes y regulaciones más justas para la convivencia del ser humano. (Así debería ser)
Y, por otro lado, no entendemos bien por qué nuestro elemento vital, la fuente de la vida, no se está cuidando con el mismo esmero, dedicación y cuidado, que se aplica al desarrollo tecnológico aeroespacial o la ciencia médica.
Es curioso observar que, en relación con el agua potable, hemos desarrollado mucha más tecnología para resolver los problemas de contaminación por el uso del agua que para prevenirla.
Mientras que la industria del sector energético, la agricultura, la distribución de agua para beber, o la industria del turismo, utiliza grandes cantidades de dinero para desarrollar equipos y modelos más seguros y eficientes, observamos que tratamos de resolver el problema de mantenimiento de las infraestructuras afectadas por invasiones de bivalvos, simplemente vertiendo en el agua de uso, toneladas de productos tóxicos, tratando, - vano esfuerzo- de eliminar este problema complejo con métodos rudimentarios. ¿Podríamos enviar un vuelo tripulado o una sonda a Marte, usando combustible diesel?
Los tratamientos tóxicos para prevenir las invasiones de moluscos bivalvos en nuestros sistemas de agua son el mayor peligro que enfrentamos en relación con el agua dulce. El uso de pesticidas tóxicos, utilizados en la agricultura desde hace muchos años, una forma rudimentaria de resolver problemas de índole biológico, ha contribuido a generalizar esta praxis, en otros espacios hidricos vitales.
Los desequilibrios que originan las invasiones de moluscos bivalvos no son solo de carácter ambiental. También afectan las estructuras de nuestras industrias. Estamos enfrentando un problema de naturaleza biológica, y es con los métodos biológicos que podemos contrarrestar el desajuste.
Tenemos muchos retos por alcanzar, hasta llevar a cabo el reajuste de este grave desequilibrio. Mejorar las condiciones de vida de los seres humanos, aquí en la tierra o en cualquier otra parte de allá donde un día nos encontremos, es uno de ellos. No sería comprensible que quisiéramos una cosa y al mismo tiempo la contraria. A menos que creemos una nueva especie humana capaz de usar agua solo para hacer pompas de jabón.