Desde finales de los años 90 en los que se conoce oficialmente la presencia del D. polymorpha en España (seguramente mucho antes, ya habría colonizado algunos sistemas hídricos de la vertiente mediterránea), hasta el día de hoy, la invasión de moluscos límnicos ha continuado incesante. El intenso tráfico marítimo procedente del Canal de Suez y la importancia del tráfico de los principales puertos españoles,propició la llegada indirecta a los estuarios de nuestros ríos de la vertiente mediterránea, de la mayoría de los moluscos invasores. Otros vectores a tener en cuenta serían el transporte de ejemplares fijados en embarcaciones de recreo procedente de países al norte de nuestras fronteras.
Corbicula, sp, C. fluminea, C. largillierti,Corbicula fluminalis,Melanoides tuberculata,Helisoma duryi, D. polymorpha, son otras especies moluscos que han colonizado embalses, ríos, lagos, canales, y sistemas naturales o artificiales. La proliferación y la dispersión original de estas especies invasoras se debe, en la mayoría de los casos, al factor humano. Posteriormente, la naturaleza ha seguido su curso.
Este fenómeno, que afecta seriamente a los sistemas de riego y la generación de energía hidroeléctrica, pone en serios riesgos el consumo de agua potable en las ciudades ribereñas de grandes ríos en la casi totalidad de los países de la Unión Europea y origina cientos de miles de millones de euros en costes de reparación, mantenimiento y prevención de las infraestructuras afectadas. Sin embargo, parece que el fenómeno está siendo asumido por los órganos gestores, públicos y privados, como un mal irreparable e irreversible. Durante los últimos años, hemos podido recibir mensajes de responsables en la gestión de los recursos hídricos, tan disparatados como la conveniencia de vaciar embalses durante un determinado número de días, prohibir la pesca deportiva, restringir el acceso a embalses y reservatorios.
Las características del hábitat en el que estas especies se desarrollan, hacen prácticamente imposible llevar a cabo un control efectivo que permita conocer con exactitud el alcance y dimensión de estas colonias invasoras. Mediciones y controles parciales, en sistemas cerrados o semicerrados y trabajos de laboratorio, podrían determinar cálculos teóricos sobre los procesos evolutivos de estas plagas. Sin embargo, los hechos nos indican que estos datos no se corresponden con la realidad.
Las políticas y metodologías empleadas hasta ahora, para detectar y controlar la presencia de estas especies invasoras, no han dado resultado a pesar de los esfuerzos realizados. El empleo de productos estándares (originalmente empleados para otros usos), aplicados para neutralizar o minimizar los daños provocados en las infraestructuras, no evalúan el impacto ambiental ni se realiza un seguimiento exhaustivo del resultado de las actuaciones. En definitiva, se limitan a llevar a cabo tareas puntuales de control pero no de contención.
El laberinto administrativo, los intereses comerciales , la falta de información actualizada y el celo profesional de los actores concernidos, sumado a la complejidad del problema, obstaculizan acciones estrategias globales, de mayor alcance, que permitan una actuación coordinada y eficaz. Estos factores adversos, no son aplicables exclusivamente a un determinado organismo o país. Es un problema global. Los moluscos invasores no conocen de fronteras ni de procedimientos administrativos.
Siendo entonces un fenómeno global, considerado como el segundo mayor problema medio ambiental, ¿Por qué no se plantea una actuación estratégica de medio/largo plazo global?
Actualmente, existen en el mercado productos, equipos y métodos, capaces de llevar a cabo tareas de control eficientes y respetuosas con el medio ambiente? Existen y han demostrado su eficiencia. Durante años, algunas empresas (pocas), han dedicado su actividad exclusivamente a desarrollar tecnología específica para tratar este problema. La falta de una normativa regulatoria europea sobre biopesticidas específicos, complica la obtención de resultados prácticos. Busquemos empresas dedicadas exclusivamente al control de moluscos invasores. Nos llevaremos una sorpresa. ¿Quién hace este trabajo en España con dedicación exclusiva? ¿Acaso la gravedad del problema no exige un nivel de especialización acorde con la importancia del mismo? Productos y equipos diseñados para el control de moluscos invasores que están ayudando a resolver parte del problema con altos niveles de eficiencia en países como Estados Unidos y Canadá, tienen serias dificultades para ser aplicados en países "contaminados". Al tratarse de un problema medio ambiental y socio-económico de dimensiones apocalípticas, ¿no deberían aplicarse reglas regulatorias adecuadas a la especificidad del problema?
Durante años, investigadores pertenecientes a organismos de gestión del recurso hídrico, universidades, y otros centros de investigación han empleado mucho tiempo y dinero, para conocer mejor las características genéticas y morfológicas de estos moluscos, por otra parte, estudios necesarios. Cómo se multiplican, los impactos que producen en las especies nativas y otros aspectos, sin duda de indudable interés científico. Otros han dedicado su conocimiento y formación en intentar modificar genéticamente estos individuos, o alterar las condiciones ambientales para provocar cambios en los hábitos reproductivos y otros intentos de doblar el brazo a la naturaleza. Podemos hojear en cualquier buscador de Internet y encontraremos miles de documentos que tratan con mayor o menor rigor, sobre los moluscos invasores. Otros muchos son copias descaradas de estudios serios realizados por investigadores comprometidos con el problema. En cualquier caso, llegamos a una conclusión: conocemos mejor cómo son, cómo viven y el daño que producen. Nada nuevo desde hace una década.
Otras empresas y organizaciones, pocas, han dedicado sus esfuerzos en conseguir resultados prácticos para llevar a cabo un control efectivo de ciertas variedades de moluscos y al mismo tiempo amigables con la naturaleza. De estas experiencias es donde podemos obtener algunas respuestas prácticas para preservar y mantener lejos del alcance de los moluscos invasores, los centros afectados o en riesgo de infestación. Respuestas que se correspondan con resultados. Esto es lo que deberíamos poner en práctica.
Consideramos que es la hora de actuar con sentido práctico. Basta ya de intoxicar las aguas con métodos a todas luces incompatibles con la salud de las personas y el hábitat acuático. El tiempo ha dado la razón a aquellos que hace años, predecían que estas especies invasoras llegaron para quedarse.
Proteger las especies nativas, las aguas crudas y los intereses de los sectores estratégicos puestos en jaque por estas plagas, es lo que todos deseamos. Los medios existen, la tecnología está disponible. ¿Qué falta entonces?