En las últimas décadas, el aumento de la demanda de agua combinado con los efectos del cambio climático han puesto en peligro la disponibilidad de agua en muchas regiones. En este contexto, la gestión sostenible del agua se ha convertido en una prioridad, buscando equilibrar las necesidades humanas con la conservación de los ecosistemas acuáticos. Pero, ¿puede el río Duero realmente sostener una actividad agrícola así? ¿Cuáles son sus tramos más vulnerables? Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) se ha hecho esta pregunta y ha analizado qué zonas de la cuenca del río Duero pueden ser más vulnerables a su uso para el regadío.
Gracias a la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación de España, a través del Plan Nacional de Investigación, Programa Estatal para Impulsar la Investigación Científico-Técnica y su Transferencia, los investigadores de la UPM desarrollaron el proyecto Simulation of climate scenarios and adaptation in water resources systems (SECA-SRH), siendo la cuenca del río Duero (España) una de las estudiadas.
En la cuenca del río Duero, la disponibilidad de agua es especialmente relevante para fines agrícolas, representando el 93% de las necesidades hídricas totales
La investigación propone un conjunto de indicadores para analizar de forma objetiva su sostenibilidad. Para ello, los investigadores de la ETSI Caminos, Canales y Puertos de la UPM, estimaron la disponibilidad potencial de agua en los sistemas de explotación que conforman la cuenca. La disponibilidad potencial de agua se definió como la demanda máxima que se puede atender en un punto de la red hidrográfica con un determinado criterio de garantía de suministro.
“Evaluamos la sostenibilidad comparando la disponibilidad potencial de agua para riego con la demanda real del regadío, recogida en el Plan Hidrológico del Duero (2022-2027)”, explica Álvaro Sordo-Ward, investigador de la UPM y uno de los autores del trabajo que subraya que, en la cuenca del río Duero, la disponibilidad de agua es especialmente relevante para fines agrícolas, representando el 93% de las necesidades hídricas totales.
En el estudio se tuvieron en cuenta las restricciones de uso derivadas de aplicar el régimen de caudales ecológicos especificado en el Plan Hidrológico para cada masa de agua, esenciales para la conservación de los ecosistemas. Además, se incluyeron las infraestructuras hidráulicas, entre las que destacan los embalses, cuya capacidad de regulación se muestra imprescindible para alcanzar la sostenibilidad en el abastecimiento para el regadío.
La mayor parte de la cuenca es sostenible
Si bien la mayor parte de la cuenca presenta un adecuado funcionamiento, que puede asumirse como sostenible, los autores identificaron como potencialmente vulnerables tramos superiores de los sistemas de los ríos Adaja, Tormes y Águeda, tramos medios del río Esla, tramos inferiores del río Pisuerga, y el Bajo Duero y tramo inferior del Alto Duero.
Los autores identificaron como potencialmente vulnerables tramos superiores de los sistemas de los ríos Adaja, Tormes y Águeda, tramos medios del río Esla, tramos inferiores del río Pisuerga, y el Bajo Duero y tramo inferior del Alto Duero.
“El Bajo Duero y el tramo inferior de la cuenca del Alto Duero se identifican como áreas con déficits acumulados en la disponibilidad potencial de agua en comparación con la demanda de riego superficial, indicando déficits globales del 80% y el 20%, respectivamente. Las subcuencas del Esla, Adaja, Tormes y Águeda presentan demandas globales sostenibles, mientras que subcuencas del Pisuerga y parte del Alto Duero podrían sustentar las demandas globales con obras de regulación”, explica el investigador de la UPM.
Estos resultados, no obstante, están condicionados por el tipo de análisis realizado, que no tiene en cuenta el aprovechamiento de aguas subterráneas ni los trasvases entre cuencas.
En los sistemas más vulnerables, los autores evaluaron el margen de mejora de cada uno en términos de volumen de recursos que es necesario movilizar para disminuir dicha vulnerabilidad. Los tramos identificados como críticos, o sea, aquellos que requieren una movilización mayor de recursos son los ríos Jamuz, Esgueva, Riaza y Zapardiel.
La importancia del trabajo, que ha sido publicado en la revista Sustainability, radica en que proporciona un conjunto de indicadores sencillos de aplicar e interpretar para identificar las áreas que presentan mayor vulnerabilidad para alcanzar una gestión sostenible del agua para regadío a nivel de sistema de explotación.
“Luego de comprobar que existe un excedente de recursos naturales en muchos cursos de agua, existe la posibilidad de aumentar la disponibilidad de agua mediante la regulación de los recursos hídricos para lograr y asegurar la sostenibilidad de la producción de cultivos”, explican los investigadores. Y añaden: “Estos análisis pueden proporcionar una imagen más completa de los desafíos y oportunidades asociados con la sostenibilidad y la gestión de las cuencas fluviales que permitirán a los poderes públicos una mejor toma de decisiones a la hora de plantear la gestión de los mismos”.