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Siempre que ha llovido, ha escampado

Sobre el blog

José María de Cuenca de la Cruz
Curioso, inquieto y creativo… aprendiz de escritor, e interesado también por las nuevas tecnologías y la educación. Me encanta asumir retos y compartir lo aprendido. Trabajando en lo que me apasiona…. me siento como un pez, en el agua claro.

Publicado en:

Portada iAgua Magazine
  • Siempre que ha llovido, ha escampado

Es fácil dejarse llevar por la inercia o la apatía cuando enfrentamos dos crisis, sanitaria y económica, en un contexto de cambios tecnológicos, medioambientales y sociales aún más profundos. Hoy es crítico mantener la lucidez, porque en las crisis la mayoría pierde –si no, no serían tal–, pero algunos salen fortalecidos. En nuestro sector del agua, también.

Estamos en un momento en el que:

  • La tecnología ya cambió nuestra forma de vivir y de trabajar. Debemos aceptarlo, averiguar cómo usarla mejor y seguir desarrollándola. Hoy he visto una situación paradójica: la cola media hora antes de abrir la oficina, con ciudadanos que esperan la atención presencial mirando su smartphone, frente al cartel de entrada anunciando la app y el teléfono de la oficina virtual.
  • Las ciudades, al crecer sobre sus infraestructuras y no con ellas, pierden eficiencia. Generalmente por falta de planificación y recursos, agotan su vida útil o su capacidad. O confían excesivamente en los hábitos, hasta impedirse adoptar nuevas soluciones. Así, las urbes pierden resiliencia y resultan vulnerables; por ejemplo ante las exigencias climáticas, en forma de inundaciones o sequías.
  • El foco se pierde entre las prisas y la aceptación social. La búsqueda de resultados inmediatos y la hipersensibilidad a opiniones compulsivamente expresadas en redes sociales, afectan y distorsionan las estrategias de gestión. Se postergan los proyectos más dilatados, con frecuencia son los destinados al cuidado de los recursos naturales –hídricos incluidos– que se van degradando.
  • La antropización del entorno probablemente alcanza ya todo el planeta, al menos a escala microscópica. En nuestras aguas residuales se puede encontrar cualquier cosa usada por el hombre, si se busca con la técnica analítica precisa. Y de ahí termina en ríos y océanos. Debemos buscar el equilibrio entre la ignorancia y el alarmismo al seleccionar los contaminantes, las fuentes y los tratamientos del agua.
  • El límite de nuestro progreso será energético. La disponibilidad y el coste de las fuentes de energía sostenibles condicionan cualquier actividad y su competitividad. En el futuro se acentuará cada vez más esta tendencia, cuanto peor sea la calidad de los recursos disponibles.
  • La innovación y la formación constante son dos caras de la misma herramienta, que moviliza y orienta el cambio. Ambas son imprescindibles, pero solo serán útiles si responden a desafíos reales, ya sean científicos y tecnológicos, u organizativos y de gestión. Evitando convertirse en un caro escaparate, y/o en un subsidio de actividades desconectadas de nuestras necesidades.
  • Es urgente renovar la forma de liderazgo en las organizaciones. Las personas empiezan a trabajar en red, a distancia, y tienen mucha más formación, expectativas y exigencias en su labor. Además se deberán reconcentrar los servicios en las empresas gestoras, facilitar la colaboración entre entidades municipales con problemas comunes, comprometer la participación en clústeres de todas ellas, e incluso fomentar iniciativas de colaboración al desarrollo.
  • Los costes por equivocarse de estrategia o tomar decisiones incorrectas no podrán soportarse. En nuestro marco, los ingresos se estresarán por las necesidades sociales, mientras los costes derivados del cambio crecen. Las revisiones de tasas y tarifas deberán justificarse exhaustivamente, transcendiendo la búsqueda del reequilibrio con un enfoque estratégico y de futuro.

Debemos buscar el equilibrio entre la ignorancia y el alarmismo al seleccionar los contaminantes, las fuentes y los tratamientos del agua

La pandemia ha revelado que la medicina preventiva es esencial. Para el sector del agua también, con medidas como adoptar sistemas técnicos de ayuda a la explotación, asegurar la continuidad de las operaciones, gestionar de forma responsable los activos y optimizar la eficiencia energética de los procesos. Tan técnicos –incluso normalizados ISO–, que la mayoría del público parece tenerlos alergia… Pero imprescindibles, junto con la movilización del conocimiento y la renovación del liderazgo.