Filtralite
Connecting Waterpeople
Cajamar Innova
ISMedioambiente
ICEX España Exportación e Inversiones
EPG Salinas
Asociación de Ciencias Ambientales
Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia
TEDAGUA
Sacyr Agua
Lama Sistemas de Filtrado
AECID
Consorcio de Aguas de Asturias
Grupo Mejoras
AGS Water Solutions
Ingeteam
Laboratorios Tecnológicos de Levante
Schneider Electric
Filtralite
Aganova
SCRATS
Confederación Hidrográfica del Segura
Minsait
Barmatec
RENOLIT ALKORPLAN
DATAKORUM
Centro Nacional de Tecnología de Regadíos (CENTER)
TecnoConverting
Amiblu
LACROIX
Likitech
ONGAWA
FLOVAC
GS Inima Environment
Rädlinger primus line GmbH
Fundación Botín
s::can Iberia Sistemas de Medición
Hidroglobal
MOLEAER
ADECAGUA
TRANSWATER
Saint Gobain PAM
FENACORE
Fundación Biodiversidad
Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico
Molecor
HRS Heat Exchangers
Vector Energy
Kamstrup
Hach
IRTA
CAF
LABFERRER
Baseform
Xylem Water Solutions España
ESAMUR
Catalan Water Partnership
KISTERS
Global Omnium
Agencia Vasca del Agua
Prefabricados Delta
ACCIONA
AMPHOS 21
Sivortex Sistemes Integrals
IAPsolutions
J. Huesa Water Technology
Almar Water Solutions
Idrica
Innovyze, an Autodesk company
Fundación CONAMA
Red Control
Hidroconta
Aqualia
ADASA

Se encuentra usted aquí

El antropoceno... hídrico

Sobre el blog

Sandra Ricart Casadevall
PhD in Experimental Sciences and Sustainability. Juan de la Cierva Postdoctoral Fellowship at Water and Territory research group (UA). H2020 expert researcher evaluator (EC).

Water in the Anthropocene

Si bién la época geológica en la que nos encontramos es el Holoceno, hace ya algún tiempo que se viene hablando de la necesidad de introducir una nueva división geológica que incluya la relevancia de la actividad humana en los sistemas naturales. Aunque anteriormente se habían sugerido términos como Homogenoceno o Antroceno, hace años que se utiliza la palabra Antropoceno, acuñada en el año 2000 por el Nobel de Química Paul Crutzen. Se trata de un término no oficial pero sobre el que existe un amplio consenso y sobre el cual la Comisión Internacional de Estratigrafía creó un grupo de trabajo para analizar la validez de la reclamación del Antropoceno como nueva era. En este sentido, este mismo año, la International Comission on Stratigraphy, el organismo encargado de dividir la historia geológica de la Tierra en eones, eras, periodos, épocas y edades, decidirá si incorpora formalmente el Antropoceno como una nueva época reconocible como estrato geológico diferenciado, lo que implicaría el fin formal del Holoceno, el periodo de 11.700 años que se prolonga desde el fin de la última era glacial hasta hoy.

Según los expertos, el Antropoceno ocupa un periodo de tiempo en el que los índices de crecimiento demográfico y económico han propiciado un mayor uso de los recursos naturales con fines antrópicos (construcción de presas, diversificación de los usos consuntivos del agua, aplicación de fertilizantes, deforestación, etc.). Ello conlleva cambios ecosistémicos a escala global: se ha alterado la concentración de dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O) y metano (CH4) en la atmósfera, el descenso de ozono (O3) es notorio, ha aumentado la temperatura media superficial en el Hemisferio Norte, se ha incrementado tanto la intensidad como la regularidad de los fenómenos extremos (inundaciones, sequías, olas de calor), los ejemplos de degradación de los bancos de pesca se extienden en el espacio y tiempo mientras la biodiversidad de los ecosistemas costeros, así como los ecosistemas terrestres, también se verá directamente afectada. El doctor Colin Waters, geólogo del British Geological Survey, afirma que para definir unidades de tiempo geológico es necesario que éstas estén represendatas por señales que se puedan observar en rocas, sedimentos o en el hielo, es decir, que tengan una expresión física. El Holoceno ha sido una etapa durante la cual las sociedades humanas han avanzado al domesticar, gradualmente, la tierra y los animales para producir alimentos, construir asentamientos urbanos y beneficiarse de los recursos del planeta, como el agua, los minerales y la energía. Sin embargo, esta nueva era, el Antropoceno, se focaliza en el rápido cambio (e impacto) medioambiental que conlleva el aumento de la demanda de recursos (por el crecimiento demográfico) y la insuficiencia de la oferta (deterioro y escasez de recursos naturales en estado óptimo). 

¿Y el agua?

“En el breve lapso de una o dos generaciones, la mayoría de los 9 mil millones de personas en la Tierra vivirán con la desventaja de una severa presión sobre el agua dulce, un recurso natural indispensable para el que no hay sustituto. Este obstáculo es auto-infligido y, a nuestro juicio, totalmente evitable”. Así comienza el texto preesentado hace un par de años en la Conferencia de Bonn y bajo el título "Agua en el Antropoceno", donde se analizan los resultados de varios años de investigaciones sobre el ciclo del agua y las interferencias que la sociedad genera en las existencias hídricas de la Tierra. Algunos de los datos que se ponen sobre la mesa recaen en la extensión de cultivos (equivalente a toda Suramérica),  la extracción incesante de hidrocarburos y aguas subterráneas en las zonas costeras y su afectación en los humedales, o las afectaciones deltaicas en dos de cada tres grandes ríos del planeta. Otro dato significativo: movemos ahora más piedras y sedimentos con actividades como la minería, modificación del litoral o las presas que la fuerza combinada del hielo, el viento y el agua. O en los últimos 130 años, se ha construido una presa hidráulica cada día. Se ha alterado el clima de la Tierra, su química, la superficie nevada, su permafrost, la extensión de los glaciares y hasta el volumen de los océanos, todos elementos fundamentales del ciclo hidrológico, tal y como expone Anik Bhaduri, miembro del Proyecto Sistema Global del Agua (GWSP, por sus siglas en inglés), un colectivo formado por científicos de todo el mundo que lleva más de una década estudiando el impacto de las actividades humanas en el ciclo del agua. Bhaduri recuerda la responsabilidad de la sociedad en el proceso de aceleración de procesos naturales (que ya quedó patente también en el último informe del IPCC) tales como la erosión del suelo, así como nuestro empeño en crear problemas nuevos como el de la eutrofización de las aguas con el uso de fertilizantes que acaban llegando a los acuíferos y los ríos, extrayendo literalmente todo el agua de ríos y masas de agua para usos consuntivos antes de que alcanzaran el océano. Estadísticas de la ONU muestran que países como Kuwait o Arabia Saudí usan hasta el 2.400% de sus recursos hídricos, lo que implica la exportación de su problema a otras zonas limítrofes. En regiones menos desérticas, como Corea, Bélgica o España, un tercio de las aguas que deberían acabar en el mar, son desviadas para uso y consumo humano. 

La principal cuestión es que, en el caso del agua, los actos locales tienen consecuencias globales. El simple proceso de la evaporación, condensación y posterior precipitación del agua se está viendo alterado hasta el punto de que podríamos estar llegando a un punto de no retorno en pocas décadas, según apuntan estudios recientes. En este contexto, el Antropoceno parece agravar el problema que arrastra la disponibilidad y gestión del agua a escala regional y global.

Documentación de referencia: