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La ruta del agua, camino al Garoé

Sobre el blog

Yuri Rubio Mora
Ingeniero civil especializado en hidráulica e hidrología.
  • ruta agua, camino al Garoé

Con la llegada de la época estival solemos disponer de un mayor tiempo de asueto. Las vacaciones de verano son el momento perfecto para llevar a cabo actividades que inunden el alma, que den sentido al crono que consumimos durante el resto del año en otros menesteres menos plausibles.

En España tenemos la suerte de disponer de una amplia red de senderos homologados que permiten la práctica de un turismo activo, fresco, sin tanta concentración de público, ideales para incluir en la planificación de nuestras vacaciones de este convulso verano de 2020. El ofrecimiento es que me acompañéis a la isla de El Hierro a disfrutar conmigo la ruta del agua, un sendero circular con la calificación de pequeño recorrido con unos 16 kilómetros de longitud (PR-EH 11), para enseñaros las curiosidades maravillosas que esconde.

La ruta del agua es un sendero circular ubicado en la isla de El Hierro

La ruta del agua comienza en las inmediaciones del pueblo de San Andrés, el más elevado de la isla del meridiano. Nada más llegar comprobamos que las brumas nos rodean y comentan los vecinos, a quienes preguntamos sobre la ubicación exacta del inicio del camino, que aquella bruma es típica de la zona, que se presenta con independencia de que nos encontremos en pleno agosto o en el invierno más cerrado y que además los cambios bruscos de clima en distancias cortas “microclimas” son singulares de la isla.


Nubes bajas y planas, estrato-cúmulos.

En realidad el espesor brumoso que dificulta la visibilidad no es más que el conjunto de nieblas que forman parte del mar de nubes, nubes bajas y planas (estrato-cúmulos), generadas por la “inversión del Alisio”, viento de nordeste predominante en las islas canarias que está formado por una capa inferior más fría y húmeda y otra superior más cálida y seca. Esa inversión se genera porque el aire más cálido impide que el más frío y húmedo pueda ascender y por tanto precipitar en la forma de lluvia que todos conocemos. Dando paso a un nuevo fenómeno hidrológico denominado “lluvia horizontal”, que es la facultad de un vapor de agua, como la niebla, de transformarse en líquido mediante la destilación producida por el contacto con la vegetación. Me parece importante tener claro este fenómeno antes de empezar a caminar, porque es el que da sentido a nuestro camino y además lo viviremos “in situ”.

La lluvia horizontal es la facultad de un vapor de agua, como la niebla, de transformarse en líquido mediante la destilación producida por el contacto con la vegetación

De repente el sol arrecia, la sombra de un eucalipto y apenas recorridos 1000 metros empezamos a caminar por la ladera de un cono volcánico pisando sobre picón de color rojizo. Abrazador, resplandeciente, ante tal estampa cualquiera diría que nos encontramos en la ruta del fuego. Pero no, el picón es joven, poroso, permeable, con capacidad para retener la humedad provocada al paso de la bruma. Debajo de nuestros pies hay agua y mucho más abajo hay fuego. En Canarias el picón (lapilli) es utilizado como sustrato en cultivos para un mejor aprovechamiento de las precipitaciones, especialmente en las islas más áridas, como Lanzarote y Fuerteventura.

A continuación atravesamos uno de los primeros asentamientos de la isla vinculado como no a la disponibilidad de agua, la Albarrada, legado patrimonial de el hierro, piedra colocada con mimo, muros en ruinas, dependencias de unos pocos metros y vías principales bien delimitadas como la que recorremos. El camino de piedra y arena parece acolchado, contiene un tesoro, agua.

Un poco más adelante nos encontramos el primero de los ingenios hidráulico, los Dornajos. Cuatro cedros se interponen a las nieblas, sus hojas destilan agua sobre laja inclinada y unos dornajos, troncos de madera cortados a mitad y tallados en su longitud con forma de cuenco, almacenan y disponen el agua para el abrevado del ganado, es gratis, “venid a beber”.

Tomando agua en un Dornajo.

Seguimos nuestro camino hasta el desaparecido Árbol Santo, el Garoé...

1. Hi. Ant. Bot. Nombre de un famoso til (ocotea foetens), árbol de la familia de las lauráceas, cuyo follaje captaba la humedad ambiental y la escurría hasta una alberca colo­cada al pie. Expr. T.: gan, garao, garoa, garoe, garre, garsé, geroe, haroe.

“en la isla de El hierro (una de las mismas siete a las que nuestros antepasados feliz nombre le dieron). Los salvajes habitantes nunca beben del flujo de pozos y ríos, como en otras regiones. ¡su bebida está en el aire! Su activo manantial, un árbol llorón de sí mismo arranca, un árbol cuya tierra y barbada raíz penetra en la arena más seca y su hoja pudorosa produce un licor dulcísimo; y (al igual que la vid cortada a destiempo (por su herida) vino en lágrimas perladas) destila incesantemente un arroyo real, que a todos los estanques llena por toda la isla; todos a él se acercan rápidos, ¡pero ni con todas sus vasijas lo pueden secar! - Olivia Stone.


Árbol de la familia Til en el emplazamiento del Garoé.

A los pies donde dormía el árbol santo encontramos el segundo ingenio hidráulico del camino, las Albercas, oquedades escavadas en el suelo aprovechando la impermeabilidad de la capa arcillosa. Se presentan con secciones transversales tipo bota que poseen la capacidad de almacenar el flujo superficial y subsuperficial. Y así es como, gracias a la capacidad de observación y adaptación, los Bimbapes, antiguos pobladores prehispánicos de la isla, disponían de agua en época de escasez.

Las Albercas son oquedades excavadas en el terreno que utilizaban los antiguos pobladores para captar y almacenar agua

Retomamos nuestro sendero para sentir la parte más bonita del mismo, atravesar el Monteverde. Cuando te encuentras debajo de aquel espesor y de repente comienza a llover desde los árboles es una sensación extraña y para mí como especialista en hidrología difícil de transmitir. Porque precipita, pero no es la lluvia que todos conocemos la que nos baña, son los árboles destilando agua. Y te llueve, te llueve de verdad, en pleno agosto. Resultando que no solo existió un árbol santo sino que perviven muchos árboles santos a día de hoy.


Llueve desde los árboles.

Sentir la lluvia horizontal es una experiencia que llena el alma

Con lo que la ruta del agua de la isla de El Hierro, habla de pasado, de presente pero también mira al futuro. Con posibles proyectos como retomar los Atrapanieblas de Ventejís, como la recuperación de la Charca de Tifirabe, que nos encontraremos en la bajada de camino a la Villa de Valverde. Y por supuesto mira al futuro con Gorona del viento, central hidroeólica única en el mundo que integra un parque eólico y una central hidráulica reversible, cuyo depósito superior nos encontramos en el camino de vuelta, de subida a San Andrés.

Una experiencia única y 100% recomendable que he tenido la suerte de vivir acompañado de mi primo hermano Eliseo Martín Mora, a él le dedico este artículo.


Eliseo disfruta de la ruta del agua posando junto a las albercas a los pies del antiguo árbol Garoé.