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El deterioro socioambiental global nos lleva a una crisis inevitable (Último informe del IPCC)

Sobre el blog

Gabriel Caldés
Consultor Senior (MBA) Gestión Hídrica, Dirigió creación ECONSSAChile S.A, Consejero del CPI Chile. Autor del libro La Industria Sanitaria en Chile. Asesor de FCh, EH2030. Consultorías en Latinoamérica y BID.
  • deterioro socioambiental global nos lleva crisis inevitable (Último informe IPCC)

Es muy probable que la historia reconocerá a esta época, como la del fracaso de una sociedad que no fue capaz y tampoco tuvo interés o el incentivo para reaccionar oportunamente, ante una paulatina y permanente degradación ambiental y social del planeta.

Este escenario, había sido advertido décadas antes por la ciencia y por algunos sectores de la sociedad que previeron el desastre con anticipación. Tampoco fue suficiente cuando los efectos del cambio climático se manifestaban cada vez con mayor fuerza, con niveles récord de aumento de temperatura, tormentas, inundaciones, sequías, incendios, inmigraciones, pobreza, inequidad social, falta de acceso a los alimentos por escasez o por precio, donde cada impacto da origen a nuevos conflictos, multiplicando sus efectos y aumentando la complejidad del proceso.

En el último informe de síntesis de los expertos y científicos del IPCC, [1] de marzo del año 2023 en Interlaken, Suiza, se indica que “las emisiones globales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando, con contribuciones históricas derivadas del uso de energía no sostenible, el uso de la tierra y el cambio de uso de la tierra, los estilos de vida y los patrones de consumo y producción en todas las regiones” lo que significa una alta probabilidad que no se cumplan las metas que los países han comprometido para disminuir los gases de efectos invernadero (GEI), por el contrario, se informa que cada año logramos un nuevo récord histórico de producción de estos gases.

Es sabido que la causa de emisión de los GEI y el daño a la naturaleza es antropogénica. Por una parte, tenemos un modelo de producción lineal, basado solo en la eficiencia económica y financiera, que consiste en la obtención masiva de recursos naturales o materias primas que son transformadas para su consumo y comercialización, generando desechos y residuos. Todos estos son devueltos a la naturaleza, donde algunos de ellos, son asimilados por los ecosistemas naturales, el resto son acumulados y/o impactan negativamente el medio ambiente.

Por otro parte, durante siglos, la humanidad acumuló una población de 3.000 millones de personas al año 1960, sin embargo, al año 2022, en solo 62 años aumentó en 5.000 millones de personas llegando a una población de 8.000 millones, afectando el equilibrio ecológico, como consecuencia, de la necesidad de producir una gran cantidad de alimentos, bienes y servicios que demandan recursos naturales, incorporando y acumulando en el medio ambiente, grandes cantidades de residuos, suficiente como para contaminar el aire, el suelo, el mar y el agua y alterar la biodiversidad, los ecosistemas de la naturaleza y a las personas.

Para resolver esta situación, en las próximas décadas debemos realizar una urgente y profunda transformación global, radical, masiva y costosa, de tal magnitud, que no existe en la historia de la humanidad un cambio de este tipo, modificando el modo de vida y la relación de las personas con el medio ambiente. Por otra parte, la actual situación global y la forma de vida de la sociedad moderna, tampoco facilita estas transformaciones que son estructurales y modifican el poder, sobre todo, en un mundo que está dividido y convulsionados producto de la agudización de conflictos políticos, ideológicos, sociales y económicos, en una sociedad cada día más tecnologizada e hiperconectada, que tiende a vivir en la instantaneidad (“lo quiero ahora”), con una fuerte desconfianza en las instituciones, estados y liderazgos, priorizando el beneficio presente en su territorio, sobre el largo plazo incierto, mermando la capacidad de proyectar un futuro más próspero y equitativo.

En relación con los impactos y sus efectos que ya están ocurriendo, el informe indica que “los cambios producidos han sido generalizados y rápidos en la atmósfera, océano, criosfera y biosfera y estos ya está afectando a muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo. Esto ha provocado impactos adversos generalizados, pérdidas y daños relacionados con la naturaleza y las personas. Las comunidades vulnerables que históricamente han contribuido menos al cambio climático actual se ven afectadas de manera desproporcionada”

Según el Banco Mundial,[2] de los 191 estados, al año 2019, el 56% de la producción de los GEI proviene solo de 5 países (China, USA, India, Rusia, Japón) y el 44% restante corresponde a 186 países. (América Latina y el Caribe 6%). En esta responsabilidad de unos pocos, nos lleva a todos, incluida la flora y fauna, a asumir el daño ambiental global que será irreversible para varias generaciones más.

Es sabido que el actual modelo de desarrollo no es sostenible social y ambientalmente, sin embargo, estamos viviendo cada vez con mayor frecuencia e intensidad, la afectación de nuestro hábitat que nosotros mismo estamos produciendo. En relación a este punto, el informe indica que “Para cualquier nivel de calentamiento futuro dado, muchos riesgos relacionados con el clima son mayores que los evaluados en el AR5, y los impactos a largo plazo proyectados son hasta varias veces mayores que los observados actualmente. Los riesgos y los impactos adversos proyectados, las pérdidas y los daños relacionados con el cambio climático aumentan con cada incremento del calentamiento global”.

Debemos reconocer ciertos avances en algunos países impulsados por sectores político, académicos y ambientales, pero son muy precarios para lo que neecsitamos realizar. El deterioro realizado a la fecha es suficiente para generarnos un enorme daño social y ambiental en nuestra sociedad, solo la toma de conciencia y el uso de la tecnología son nuestra última posibilidad. 

Finalmente, el informe nos advierte que “Los riesgos climáticos y no climáticos interactuarán cada vez más, creando riesgos compuestos y en cascada que son más complejos y difíciles de gestionar.” La complejidad es lo que dará origen al conflicto social.