Con profundo pesar me despido de Luis Castilla, una persona excepcional que trascendió los límites de lo profesional para convertirse en un mentor y amigo, con el que durante más de dos décadas compartí experiencias que crearon una relación extraordinaria.
Luis destacó como un profesional inteligente, perseverante y con una enorme capacidad de trabajo y liderazgo. Ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid, terminó sus estudios en 1984 y se incorporó al grupo FCC, donde durante diecisiete años trabajo en distintas divisiones del grupo.
En el año 2002 se incorporó a Pridesa como director general. Luis fue el promotor de la internacionalización de la compañía, demostrando una visión poco común en un momento en el que el negocio doméstico en España estaba en auge. A raíz de ello, Pridesa logró una posición privilegiada en el mercado internacional, que le permitió competir a nivel global con los grandes grupos internacionales de ingeniera y construcción de infraestructuras del sector del agua, destacando especialmente en el área de desalación, y en grandes y complejos proyectos de potabilización y depuración.
En el año 2006 ACCIONA adquiere Pridesa y la fusiona con Infilco Española para crear ACCIONA Agua. Luis pasa a ser el director general de esta nueva empresa, de la que posteriormente sería presidente. A finales de 2013, es nombrado CEO de ACCIONA Infraestructuras, pasando a dirigir los negocios de agua, construcción, concesiones y servicios de infraestructuras civiles e industriales, consolidando la actividad de esta división hasta convertirla en el líder global que hoy en día es.
Luis lideró proyectos tan relevantes como la desaladora de Beckton en Londres, la primera y, por el momento, única desaladora municipal de gran escala del Reino Unido, que abastece de agua potable a Londres; el proyecto concesional de Atotonilco en México, una de las mayores depuradoras del mundo; o la desaladora de Adelaida en Australia, además de innumerables proyectos de infraestructura civil e industrial durante los últimos diez años.
Luis ha sido un referente en los sectores del agua y las infraestructuras, pero su auténtica distinción radicaba en su empatía, su excelente trato y su simpatía inigualable. Dotado con el don de hacer que quienes lo rodeaban se sintieran bien, dejó una huella imborrable en todos nosotros. Su capacidad para forjar relaciones duraderas se convirtió en su sello distintivo, abarcando tanto el ámbito personal como el profesional.
Es imposible enumerar todos los grupos de amigos con los que disfrutaba su tiempo y, solo por mencionar algunos, desde sus amigos de Burgos, sus compañeros del Colegio Mayor San Pablo, o de su afición al ciclismo, hasta, por supuesto, sus colegas profesionales, independientemente de que fuesen compañeros, socios, clientes o competidores, todos hemos disfrutado estupendos momentos con él gracias a su cercanía y naturalidad. Pero por delante de todo estaba su familia, por la que se desvivía. Desde aquí quiero enviar un fuerte abrazo a toda ella y, en especial, a su mujer y a sus hijas.
Su partida nos deja un vacío irreemplazable, pero su influencia continúa en las relaciones que construyó y en el cariño que nos dedicó a cada uno de nosotros. Ha sido una suerte haberle conocido y un privilegio poder haber estado cerca de él durante más de dos décadas. Descansa en paz, querido Luis. Siempre te recordaremos.