La Arquitectura y la Ingeniería, difícilmente separables en cuanto a concepción se refiere: utilizan la creatividad como herramienta para aunar tecnología y tradición. Conocimiento global y aplicación local.
Así nació el Centro Botín, el último museo de Renzo Piano (RPBW) y Luis Vidal (LVA) en Santander en estrecha colaboración con ARUP.
Un edificio concebido desde el lugar y para el lugar. No sólo por las metáforas que de él se desprenden materializadas en dos grandes volúmenes, cetáceos de escamas nacaradas. O un hormigón coloreado que los días de lluvia se convierte en trampantojo haciendo creer al viandante que camina sobre el mar. Sino por la utilización física y material del agua como fuente de energía limpia.
Tomo prestadas las palabras de Steve Jobs, “el diseño no es sólo lo que ves, sino cómo funciona”.
Lo que ves: dos volúmenes varados al filo de la bahía. Lo que no ves: el tercer volumen bajo tierra, el verdadero corazón del edificio.
En el sótano se encuentran todas las instalaciones que consiguen mantener el edificio despierto las 24 horas del día los 365 días del año. En este sentido, se ha prestado especial consideración a las salas de exposiciones ubicadas en el edificio Oeste, cuyos requerimientos ambientales de humedad y temperatura están sometidos a los más estrictos estándares de calidad.
Imaginemos el Guernica o las Meninas. Las condiciones de conservación deben permanecer estables para mantener el estado de las mismas. Para ello, el sistema de climatización debe garantizar la continuidad del suministro y el correcto funcionamiento de la instalación. Además se deben respetar los parámetros plásticos de la Arquitectura y asegurar la máxima reducción del consumo energético. Hoy la Función sigue a la Forma abandonando con elegancia la máxima del siglo precedente ‘Form allows function’.
La idea consiste en utilizar la diferencia térmica entre el ambiente y el agua para el intercambio de calor con el circuito de condensación evitando soluciones convencionales basadas en torres de refrigeración con consumos energéticos excesivos asociados a las mismas y costes operativos y de mantenimiento.
La verdadera integración de la Arquitectura en el lugar consiste en saber hacer una buena lectura del mismo, reflexionar acerca de sus posibilidades y entender que los elementos que conforman el paisaje también pueden ser recursos aprovechables. La verdadera intervención de la Ingeniería consiste en ir más allá de las soluciones al uso y alcanzar los objetivos marcados en un proyecto de esta magnitud simbólica y complejidad geométrica.
El proceso de captación de agua marina se realiza mediante filtros electrostáticos en la toma de agua que protegen la instalación. Su limpieza se produce periódica y automáticamente a través de aire comprimido, manteniendo en servicio ininterrumpido el sistema. La reducida velocidad de intercambio minimiza la pérdida de carga y el consumo energético del bombeo a la vez que impide la succión de flora y fauna del ecosistema de la bahía. Como dato curioso para paseantes, puede observarse con cierta frecuencia la espuma en la superficie del cantil a los pies del museo a consecuencia del la ráfaga de aire submarino que limpia el filtro.
El agua entra en la red de climatización del Centro Botín. La diferencia de temperatura respecto al entorno es aprovechada para enfriar el sistema en sustitución de otras alternativas de mayor impacto energético y visual. Una vez realizado el intercambio de calor, el agua se devuelve al mar y el proceso comienza de nuevo.
El sistema de captación de agua marina es una solución respetuosa con la geometría, el significado y la escala del edificio, fácilmente ejecutable y económicamente sostenible.