Parecería una paradoja que el planeta en el que vivimos se llame Tierra, cuando sabemos de sobra que la mayor parte del mismo está conformado por Agua. No obstante, si bien es cierto pensaríamos que esta existe en abundancia, el 97,5% es agua salada, y tan solo un 2,5% es agua dulce. Aunque el agua superficial solamente representa el 0,1%.
Vivimos en un mundo de contradicciones, pues es evidente que existen países que atraviesan ya un estrés hídrico, mientras que en otras regiones las fuertes lluvias y las inundaciones son una constante, problemas que obedecen entre otros, a una inadecuada gestión de los recursos hídricos, así como a los efectos del cambio climático.
Según la experiencia del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, se ha podido identificar 4 problemas en relación con la gestión del recurso:
- a) afectación de las fuentes de agua;
- b) la contaminación del agua;
- c) la falta de infraestructura; y,
- d) la gobernanza de los recursos hídricos.
Frente a esta situación, el Programa Mundial de las Naciones Unidas de Evaluación de los Recursos Hídricos presentó su “Informe Sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2018”, en el cual brinda una respuesta a través de las Soluciones Basadas en la Naturaleza, SbN.
Estas usan precisamente a la naturaleza como clave para la reproducción de ecosistemas y reproducen soluciones que estas brindan, con el propósito de mejorar la gestión de los recursos hídricos, pudiendo ser aplicadas a microescala (sanitarios) o a macroescala (pantanos y/o humedales).
El refranero dice: “el agua siempre vuelve a su cauce”, por ello, no existe mejor manera que usar los recursos que la propia naturaleza nos brinda, y no irnos contra ella con el propósito de buscar soluciones sostenibles y eficientes para los problemas que el mundo atraviesa en relación con la gestión del agua.
Otro elemento para entender las SbN son los procesos de economía circular, a través de los cuales se promueve el reciclaje y la reutilización de los recursos, todo ello asociado con una visión de economía e infraestructura verde que buscan un desarrollo sostenible.
Esta alternativa tiene presente los siguientes elementos a los cuales intenta dar una respuesta:
- a) El agua y sus problemas de demanda, disponibilidad, calidad y eventos extremos (inundaciones, sequías, etc.), por ello la idea es trabajar con la naturaleza y no contra ella para la búsqueda de soluciones;
- b) La degradación de los ecosistemas, tales como zonas boscosas, humedales, entre otros, que afectan de manera directa la gestión del agua, siendo su solución su protección, reforestación y adaptación;
- c) Los ecosistemas y el agua, dando una especial importancia a las “infraestructuras verdes” versus las infraestructuras grises;
- d) La disponibilidad, y sus problemas de gestión, humedad, almacenamiento, infiltración y cantidad de agua;
- e) La calidad del agua es mejor siempre y cuando las fuentes estén protegidas, con lo cual se reduce costes de tratamiento; y,
- f) El manejo de riesgos naturales derivados del agua, tales como inundaciones, sequías, etc., siendo la infraestructura verde significativa para reducir estos y otros riesgos.
Frente a las propuestas de las SbN, cabe hacernos la pregunta sí: ¿Pueden ser eficaces y reales frente a la realidad de los Estados?.
Y la respuesta es clara, es sencillo trabajar en la protección de bosques, ampliación de áreas protegidas y bosques protectores, modificar la legislación en materia de seguridad hídrica y seguridad alimentaria. Todo depende de la voluntad política y del entendimiento que los gestores públicos tengan sobre esta interesante propuesta.