Durante mis últimas entregas he pretendido plasmar el impacto económico que conlleva la implantación de una Smart Water Network (SWN). No quiero terminar estos comentarios sin una visión de los beneficios adicionales que reportarían en el microentorno de la gestión y por supuesto a nivel social, a nivel de la ciudadanía, y del consumidor final.
Desde un punto de vista micro obtendríamos una mayor transparencia en la gestión de la calidad de agua y seguridad en el mantenimiento de las redes de distribución para todos los agentes implicados, desde las administraciones hasta el ciudadano.
Se podrían minimizar las interrupciones de suministro, al actuar de forma proactiva ante potenciales incidencias y actuación en tiempo real reduciendo el número y la gravedad de los cortes de suministro
Un mejor control de las fugas y roturas conllevaría un menor desperdicio y pérdida de agua ante la creciente concienciación, especialmente en periodos de sequía, de encontrarnos ante un bien escaso y necesario, fortaleciendo el aspecto de conservación no únicamente en épocas de escasez, sino conservación global incluso en épocas o zonas de abundancia de agua.
Facilitaríamos una adecuada gestión del precio del agua, su precio está aumentando en muchas zonas del mundo, por su escasez, por los incrementos de demanda, por los costes de producción, por el mantenimiento de infraestructuras,…a través de soluciones tecnológicas se facilitaría el camino para un nivel real y eficiente del precio del agua.
Se podrían minimizar las interrupciones de suministro, al actuar de forma proactiva ante potenciales incidencias y actuación en tiempo real reduciendo el número y la gravedad de los cortes de suministro.
Desde la posición del consumidor final, entre los beneficios estarían el tener el suministro garantizado en el tiempo salvo planificación previa de ejecución de operaciones de mantenimiento o reemplazo de activos debidamente programado, planificado e informado.
La relación One To One entre la empresa de abastecimiento y el usuario/cliente se mejoraría a través de tecnologías que permiten una facturación más real del consumo producido, a través de las relaciones vía facturas y pagos electrónicos, ya sean a través aplicaciones o portal de la empresa de gestión además la empresa obtendría un feedback inmediato de la experiencia del cliente como valor añadido para mejorar el servicio y adaptarlo a sus potenciales necesidades.
El usuario, al disponer de toda la información de cómo consume el agua llegaría a auto-administrar mejor dicho recurso fortaleciendo el aspecto de conservación del mismo y por tanto apuntalando la concepción de un recurso que es fuente de vida y sustento.
En conclusión, trabajemos todos de la mano y en el mismo camino, nuestro planeta es único.
