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La agricultura no ama al agua

Sobre el blog

Jorge Chamorro
Ingeniero especialista en tratamiento y depuración de aguas y en desalación.

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  • agricultura no ama al agua

En uno de los pasajes más bellos del Evangelio de Juan, Jesús, tras su resurrección, y para darle a Pedro la oportunidad de redimirse de sus tres negativas, le pregunta: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. —Apacienta mis corderos —le dijo Jesús. Y volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. —Cuida de mis ovejas. Por tercera vez Jesús le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—”.

Obsérvese que Pedro sabe que no ha demostrado, aún, su amor a Jesús y solo dice que le quiere. Hasta el punto de que Jesús, en la tercera pregunta, consciente de la debilidad de Pedro, cambia el “amar” por el “querer”.

Pues bien, a la Agricultura le pasa lo mismo con el Agua, no la ama, simplemente la quiere. La quiere para su uso sin preocuparle si, en el futuro, habrá más o menos agua o de qué calidad será.

Durante muchos años, la Agricultura ha evolucionado mucho en el uso tecnológico de las aguas. Esta evolución se debía de haber manifestado en un descenso del consumo de aguas. Sin embargo, se da una paradoja en la Agricultura que se constata sistemáticamente: cuanto más se optimizan el uso del agua, la demanda de la misma aumenta debido a que se aumenta la superficie destinada a la Agricultura. Existe un pernicioso efecto “llamada”.

Es una evidencia que, en España, el cambio climático nos esta afectando disminuyendo, año tras año, las cantidades de agua disponible. Si tenemos en cuenta que el 80 % de este recurso es usado por la Agricultura, podemos ver la urgencia de que esta acabe amando al Agua.

No es verdad que los gestores, responsables de la gobernanza y usuarios del 20 % restantes hayan demostrado realmente que aman al Agua. Al contrario, aunque sus manifestaciones públicas son continuas sobre la insostenibilidad del actual modelo de financiación de los servicios del Ciclo Integral del Agua (CIA), los intereses económicos, el provincianismo, los falsos ecologistas, etc. hacen que nadie se mueva por si peligra su estatus o sus contratos.

Los que amamos el Agua (por que sí, hay mucha gente que ama el Agua) y no estamos atados por compromisos (aquí somos menos) debemos de alzar la voz, a riesgo de que nos rompan algo mas que la voz, y movilizar a los agentes sociales para parar de una vez por todas este sinsentido.

Tenemos que traer a un primer plano, social y político, la gestión del Agua. ¿Sabéis donde está ahora el Agua en España? Enterrada en el MAPAMA: Ministerio de Agricultura, Pesca, Medio Ambiente y… sí, por fin, Agua.

Las gestiones infructuosas para disponer de un regulador a nivel nacional, que pusiera orden y concierto en los servicios del CIA (se está hablando, ahora, de que cada Comunidad Autónoma tenga el suyo: menudo disparate), debe de reconsiderarse y, aprovechando el Pacto Nacional del Agua, adoptar medidas valientes y novedosas.

Creo que la Agricultura es consciente, como Pedro, de que solo quiere al Agua. Pero como Pedro, sé que está en camino de amarla. Desgraciadamente el tiempo nos apremia y necesita, como Pablo, caerse del caballo cuanto antes.