Las regiones de clima mediterráneo, especialmente las costeras, son lugares donde la utilización de los recursos hídricos suele ser muy intensa. Más allá del abastecimiento de poblaciones y, más recientemente de zonas turísticas, existe el clima adecuado para producir una gran variedad de productos hortícolas de elevado valor económico pero que a su vez requieren de importantes dotaciones de agua de riego en verano, la época cálida y seca. En este contexto de feroz competencia por los recursos hídricos, los ecosistemas naturales se suelen llevar la peor parte, especialmente si no destacan por su tamaño, singularidad o riqueza biológica. Y el hecho de que buena parte de ellos sean temporales no facilita que el grueso de la población, representantes políticos incluídos, los conozca, valore y defienda como merecerían, de manera que muchos de ellos han sido fuertemente alterados o incluso han desaparecido bajo la presión urbanística o de transformación agrícola. Pero su preservación o restauración no es fácil. Para que haya vida debe haber agua y en este contexto no suele estar disponible para los ecosistemas, habiendo ciudades y pueblos por abastecer y campos por regar. De ahí que el disponer de un recurso alternativo pueda ser clave para la viabilidad de algunos de estos ecosistemas, para restaurar aquéllos que han sido perturbados o para recrear de nuevo aquellos que han desaparecido.
En el ámbito de acción del Consorci Costa Brava existe ya una cierta experiencia en el uso de aguas regeneradas para la restauración y mejora de ecosistemas acuáticos
El agua regenerada es un recurso que puede jugar perfectamente este papel, aunque primero hay que atajar el riesgo de eutrofización que podría darse si se utilizara directamente en ecosistemas sensibles. Para ello es necesario que la EDAR que deba suministrar el agua disponga de una eliminación eficaz de nutrientes y, a ser posible, que este efluente haya circulado por un sistema de humedales artificiales que la haya reducido aún más y haya transformado los nutrientes disueltos remanentes en la biomasa propia de este tipo de ecosistemas. Un agua con estas características puede ser reutilizada con finalidad ambiental y en las regiones con elevada presión sobre los recursos hídricos es bueno tenerlo en cuenta.
En el ámbito de acción del Consorci Costa Brava existe ya una cierta experiencia en el uso, directo e indirecto, de aguas regeneradas para la restauración y mejora de ecosistemas acuáticos. En 1998 entró en servicio un sistema de humedales construidos adyacente a la EDAR de Empuriabrava, con el que se refina su efluente y se abastece la laguna artificial del Cortalet y sus alrededores, en el Parc Natural dels Aiguamolls de l'Empordà. El personal del Servei de Control de Mosquits de la Badia de Roses i del Baix Ter, gestor del sistema, divulga en el blog sus acciones de mantenimiento y muestra las fotografías que los aficionados toman desde los observatorios existentes, un testimonio del potencial que estos ecosistemas artificiales presentan no sólo desde el punto de vista de la mejora de la calidad del agua sino también de la preservación de la fauna y flora locales.
El Centre d'Estudis dels Rius Mediterranis - Museu del Ter (CERM), con sede en Manlleu (Barcelona), ha documentado el efecto sobre el ecosistema de las aportaciones de agua regenerada a las rieras de Tossa de Mar y de Llançà. En Tossa de Mar el agua regenerada llega a la riera local por infiltración desde una laguna artificial construída en el vecino Parc de Sa Riera, un antiguo vertedero de escombros convertido en zona ajardinada gracias al uso de agua regenerada. Allí se ha podido comprobar que la aportación de agua regenerada, aunque modesta en cuanto a volumen, es de gran valor ecológico, ya que actúa de reservorio de biodiversidad durante el estiaje y facilita la recolonización del ecosistema cuando la temporada de lluvias llega de nuevo. Como dato de interés faunístico, cabe destacar que en los muestreos realizados en 2004 se observó una densidad considerable de anguila europea en uno de los puntos situados aguas abajo del punto de recarga, donde las condiciones de humedad resisten incluso la sequía del verano, pero no aguas arriba del mismo.
Datos generados por el CERM del efecto sobre los macroinvertebrados y sobre las poblaciones de anguila de las aportaciones de agua regenerada a la riera de Tossa de Mar.
En Llançà el agua regenerada se aporta a la riera local en un punto situado entre los pozos de abastecimiento y el mar, con la finalidad de ayudar a contener la intrusión marina que aparece siempre que se da la combinación de explotación y sequía. La riera de Llançà presenta un lecho rocoso y seco durante la mayor parte del año y en su tramo final no es frecuente ver agua corriente. Lógicamente tampoco hay ecosistema acuático o, si lo hay, está muy mermado. La aportación de agua regenerada -filtrada y desinfectada- procedente de una EDAR con eliminación de nutrientes ha cambiado radicalmente el panorama aguas abajo del punto de vertido, permitiendo el regreso de la vida acuática en un período de tan sólo dos años.
Evolución visual y de la riqueza biológica de la riera de Llançà gracias a la aportación de agua regenerada según los datos del CERM.
La Directiva Marco de la Unión Europea reclama el buen estado ecológico de las masas de agua de los estados miembros. El grado de dificultad en conseguirlo no parece ser el mismo en todas partes, sino que en el Mediterráneo es un reto de una extrema dificultad para muchas de las masas de agua. En este contexto, sería interesante seguir trabajando el aprovechamiento del agua regenerada también para conseguir objetivos ambientales asociados a la preservación de los ecosistemas acuáticos y de sus funciones. Los ejemplos mostrados dan a entender que se trata de un campo que puede dar unos frutos muy interesantes y valiosos si se trabaja adecuadamente.
