El coronavirus amenaza con asolar a Latinoamérica, cuya resiliencia médica es sumamente débil ante una pandemia de esas características; y los científicos aún no hallan una cura a este mal procedente de China.
Solo nos queda resignarnos a la práctica preventiva más antigua y efectiva del mundo contra las enfermedades: lavarnos las manos con agua y jabón. Y precisamente ese es un gran problema en la región.
América Latina posee una brecha social de ricos y pobres que se ensancha progresivamente. “Presenta la peor distribución de ingresos, donde el 28% vive en la pobreza”[1]. Habitada por 629 millones de habitantes, 184 millones son pobres (de ellos, más de 60 millones son extremadamente pobres); 31 millones no cuentan con el servicio de agua y saneamiento; y la tercera parte de la población no tiene acceso a la salud pública gratuita, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF)[2] ha concluido que “la calidad de las fuentes existentes se ha deteriorado por el vertido de aguas servidas domésticas e industriales, y como resultado de las actividades mineras y agropecuarias. (…) En consecuencia, muchos cuerpos de agua se encuentran altamente contaminados”. Esto explica que enfermedades extintas en países desarrollados, subsistan en territorio americano, como la lepra, el chagas, paludismo, dengue, oncocercosis, o ceguera de los ríos, la peste, malaria, rabia, sífilis congénita, y el tétano neonata. La ingesta directa de agua de río, lago o manantial no tratada produce además el cólera, fiebre tifoidea, shigella, poliomielitis, meningitis, hepatitis, diarrea por parásitos, etc.
Esta triste realidad se debe a su singular geografía, poca voluntad política de los gobiernos, corrupción, endeudamiento público, economías primarias amorfas e informales, escasa inversión pública, sistémica médico y hospitalario débil, que han profundizado la pobreza, la insalubridad y la marginación social y económica, especialmente en las zonas rurales y amazónicas.
El COVID-19 tiene aquí un escenario propicio donde la asistencia y prevención médica de calidad y oportuna deja mucho que desear, la capacidad hospitalaria, los profesionales médicos, las camas y medicinas es limitada, las condiciones de salubridad son sumamente débiles y la desnutrición es preocupante. Hay un gran reto por delante donde el agua y el saneamiento son esenciales.
[1] Panorama Social en Latinoamérica 2014. (2014). CEPAL. Edit. Naciones Unidas. Santiago de Chile.
[2] El futuro de los servicios de agua y saneamiento en América Latina. (2015). Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Edit. CAF.