Se ha celebrado la semana pasada en Zaragoza la Conferencia anual de ONU-Agua como antesala de los actos que se organizan alrededor del Día Mundial del Agua del 22 de Marzo próximo y en la que han colaborado la CHE y diferentes empresas del sector. El tema elegido ha sido el binomio agua y energía.
Para nosotros, la Red de Agua Pública de Aragón, reivindicamos el agua y la energía como dos Bienes Comunes que deberían ser patrimonios públicos fuera de los circuitos del lucro y el beneficio. Colaboración con empresas sí, pero con una gestión en manos de los organismos públicos.
La Red de Agua Pública de Aragón reivindica el agua y la energía como Bienes Comunes que deberían ser patrimonios públicos fuera de los circuitos del lucro y el beneficio
En los ríos españoles, el espacio físico donde se materializa el aprovechamiento de la energía potencial que llevan sus aguas, históricamente no ha sido así. En el 99% de los casos, en los 120 años de construcción y uso de infraestructuras hidroeléctricas, las concesiones de ellas han sido privadas durante cien años y con los últimos cambios se pueden prorrogar durante 75 años más. En muy pocos casos esta concesión ha revertido a los poderes públicos. Es una historia, esta de la energía y el agua, de total beneficio privado con unos recursos, los de los ríos, que nos pertenecen a todos.
En bastantes casos, para la producción eléctrica, se han inundado parajes de excepcional belleza y en muy pocos, la presión popular llegó a tiempo para salvar desaguisados. Uno emblemático fue evitar in extremis el represamiento del Cañón de Añisclo que en la actualidad tiene la figura de Parque Nacional.
En otros, bien lo sabemos, inundó decenas de pueblos con miles de familias que dejaron tierras, viviendas, muebles, ajuares y toda una historia afectiva y emocional detrás. En Aragón el destino más común de estas familias fue Cataluña y en otras comunidades del norte de España la emigración les llevó a Argentina. Por poner un ejemplo cercano, en el 2014 la mayoría de los habitantes de Jánovas, lugar donde se planteaba hacer un aprovechamiento hidroeléctrico que al final no se realizó, aún no han podido regresar a sus tierras después de 40 años de ser expropiadas. Personas cercanas a los 90 años difícilmente cumplirán el sueño de regresar al pueblo que les vio nacer. Esperan que el ministro Sr. Arias Cañete invierta los 20 millones prometidos desde hace mucho tiempo y que para otras inversiones, como Yesa, Mularroya Bergantes y Biscarrues, si se tienen. Las personas, de nuevo, no son lo primero .
En el pasado verano, realizando el camino viejo de Santiago, pasamos por la presa de Salime sobre el río Navia construida para la producción de electricidad y que en el año 1954 inundó media docena de pueblos. Nos explicaron que las familias obligadas a emigrar, colocaban antes de irse losas de piedra en las tumbas de sus mayores porque pensaban que al cubrirse los cementerios con las aguas, los féretros se removerían y flotarían por el futuro pantano. En todo el planeta se han desplazado entre 20 y 40 millones de personas por el abandono de pueblos anegados para la obtención de energía.
En todo el planeta se han desplazado entre 20 y 40 millones de personas por el abandono de pueblos anegados para la obtención de energía
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro tiene intención de recuperar saltos hidroeléctricos, pasándolos de titularidad privada a pública. Pero dado que en la cuenca del Ebro se están construyendo pantanos que se llenan por elevación- Lechago, Mularroya, elevaciones en el bajo Ebro,…- y el uso de estas aguas para riegos sale a un coste muy poco competitivo, el presidente de la CHE desea compensar los déficits económicos con los beneficios que pueden reportar los saltos explotados por la Confederación.
Nosotros reclamamos que esos beneficios sean para paliar la pobreza energética- personas que no encienden la calefacción en sus casas porque no pueden pagarla- en que viven la cuarta parte de los españoles. Ello es una forma más justa y solidaria de emplear los recursos públicos y ello podría haber sido una de las conclusiones de la Conferencia anual, acompañado por un homenaje al recuerdo de miles de personas que lo perdieron todo para que otros dispusiéramos de energía.
Y si de nosotros hubiera dependido, hubiéramos cambiado el viaje que se hizo al salto hidroeléctrico de Pueyo de Jaca dentro de las jornadas, por otro más ejemplificante a Jánovas, para que no se repitan estas historias y los representantes del Banco Mundial y de otras grandes empresas hidroeléctricas presentes en la Conferencia, lo hubieran aprendido para no hacerlo nunca más en ninguna parte del mundo.
El artículo ha sido publicado originalmente en el Heraldo de Aragón y reproducido aquí con expresa autorización del autor y el medio.