Según la Defensoría del Pueblo, en el Perú se registran 84 conflictos socio ambientales relacionados con la actividad minera, Hoy, la industria minera forma la base de la economía del Perú. Según el Anuario Minero 2020 del Ministerio de Energía y Minas (Minen), el sector representó el 62% de las exportaciones nacionales. El Perú ocupa el segundo lugar en la producción mundial de cobre y plata, y el tercero en zinc. La degradación ambiental se genera a menudo de manera invisible. Muchas veces no causa desastres dramáticos, pero sus impactos pueden ser graves y de gran alcance para el ambiente y la salud humana. Para evitarlo, se necesitan evaluaciones más justas y continuas de los proyectos mineros.
El desarrollo de la actividad minera responsable es fundamental para la economía peruana. Según el Ministerio de Energía y Minas, entre el 2017 y el 2021, el aporte de la minería significó el 16% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional.
La minería artesanal, la informal y la abiertamente ilegal han cobrado más importancia, sobre todo en la minería aurífera, que fue ocupando territorios en varias regiones de Perú. A inicios del siglo XXI, ya se identificaban claramente zonas principales con presencia de minería informal y, a día de hoy, hay actividad minera informal e ilegal en 21 de las 25 regiones del país. Por características geológicas y por los propios pisos ecológicos que se presentan en Perú, ya se identifican zonas de convivencia con la gran minería, como ocurre en regiones como Apurímac, Cuzco, La Libertad, etc. En muchas de estas zonas, la fiebre del oro ha provocado que comunidades enteras se vuelquen a la extracción en zonas próximas a operaciones y en concesiones de empresas de la minería formal, grande y mediana. En algunos de estos casos, la convivencia termina generando competencia y disputa abierta por el acceso a las concesiones.
El peligro radica en la contaminación del agua superficial (cauce del río) y la subterránea (por infiltración de los relaves) por el uso indebido del mercurio, que es un insumo altamente tóxico
Esta actividad evade impuestos y, además, la calidad del agua se ve afectada por diferentes procesos de contaminación. Al remover la tierra para extraer los minerales, se libera el sulfuro que se encuentra en las rocas por naturaleza, pero que al entrar en contacto con el agua y el aire, se convierte en ácido sulfúrico (Drenaje Ácido de Minas), altamente dañino para la calidad del agua y la biodiversidad Para extraer y separar minerales como el oro, se utilizan ciertos agentes químicos como el ácido sulfúrico y el cianuro, nocivos para el ser humano y contaminando el medio ambiente. Los relaves son lanzados sin tratamiento a ríos y suelo. El peligro radica en la contaminación del agua superficial (cauce del río) y la subterránea (por infiltración de los relaves) por el uso indebido del mercurio, que es un insumo altamente tóxico. La minería tiene grandes retos, y el primero de ellos es la gestión de conflictos, que debe tener un carácter preventivo. Segundo, afianzar las cuencas y contribuir a una mejor gestión del recurso hídrico. Tercero, que deben darse la mejora continua de sus procesos; para que sean más eficientes y sobre todo amigables con el ambiente.
La batalla que debe ganarse sin duda es contra la ilegalidad e informalidad. Respecto a la minería ilegal, al ser un delito solo queda hacer cumplir la ley. Esta minería debe erradicarse y combatirla. Para ello no se necesita mayor trámite administrativo, solo tener la certeza de la situación ilegal y la acción decidida del Ministerio Público. Sobre la informalidad, hay que buscar los mecanismos que coadyuven a que el minero sea formal, no importando si es pequeño, artesanal o mediano.
La interacción con las empresas mineras y todas aquellas empresas que generan las “aguas de contacto mineras” deben de disponer de las alternativas para establecer de manera convencional dichos parámetros. Si bien se reconoce el derecho a realizar una actividad económica de manera libre, el deber de cuidar y mantener el medioambiente donde ellos realizan su actividad es vital, para no afectar los derechos fundamentales de terceros.
La producción de minerales como el grafito, el litio y el cobalto podría aumentar un 500% de aquí al año 2050. Lo asegura el informe del Banco Mundial Minerales para la acción climática: La intensidad mineral de la transición hacia la energía limpia. La cantidad es tan elevada porque es la que van a demandar las tecnologías de energías limpias (el litio, por ejemplo, es indispensable para la producción de energía solar).
En total, se necesitarán más de 3.000 millones de toneladas de minerales y metales para desplegar la energía eólica, solar y geotérmica, así como el almacenamiento de energía, necesarios para lograr un futuro por debajo de los 2 °C. La transición a la energía limpia será significativamente intensiva en minerales. Para la construcción de aerogeneradores, según el Banco Mundial, se necesitan al menos 4,7 toneladas de cobre, 335 toneladas de acero y 1.200 toneladas de hormigón. Un coche eléctrico requiere cerca de 89 kilogramos de cobre, casi cuatro veces más que uno convencional. La demanda de cobre se disparará casi un 600% para 2030 por el cambio de modelo energético, según un informe de Goldman Sachs.
Y aunque la creciente demanda de minerales y metales ofrece oportunidades económicas tanto a los países en desarrollo ricos en recursos como a las entidades del sector privado, es probable que surjan importantes problemas si la transición energética limpia impulsada por el clima no se gestiona de forma responsable y sostenible.