El escritor ruso-estadounidense Vladimir Nabokov (1899-1977) se movía entre la precisión de la poesía y la excitación de la ciencia. Nabokov publicó 23 trabajos científicos en su vida como entomólogo, la mayoría sobre taxonomía e historia natural de las mariposas. El entomólogo de las palabras es el lexicógrafo. En realidad, el esfuerzo de todos aquellos que trabajamos en una taxonomía consiste en desarrollar un conjunto sistemático de palabras o ideas para organizar la información con la finalidad de racionalizar un proceso. En muchas de las obras de Nabokov sus personajes son consumidos por su obsesión, como entomólogos incapaces de ver más allá del abdomen de una mariposa.
Pocas taxonomías han cobrado tanta relevancia recientemente como la taxonomía de la UE para actividades sostenibles, cuyo reglamento entró en vigor en julio de 2020. La taxonomía es la piedra angular del marco de financiación sostenible de la UE, liderado por la Comisión Europea (CE), y un instrumento central para garantizar mayores niveles de transparencia y rendición de cuentas en el mercado, promoviendo inversiones directas en actividades económicas imprescindibles para la transición, en línea con los objetivos del Pacto Verde.
Esta taxonomía no ordena lepidópteros, sino que es una clasificación de actividades económicas (no industrias, no empresas), que realizan una contribución sustancial a uno de estos seis objetivos ambientales (mitigación del cambio climático, adaptación climática, uso sostenible y protección de los ecosistemas acuáticos, transición a una economía circular, prevención y control de la contaminación y protección y restauración de los ecosistemas y su diversidad), sin dañar significativamente al resto, sobre la base de criterios técnicos basados en ciencia.
Pocas taxonomías han cobrado tanta relevancia recientemente como la taxonomía de la Unión Europea para actividades sostenibles
A partir del reglamento de la taxonomía, la CE, mediante una delegación de poderes, ha adoptado actos delegados (sobre los objetivos climáticos y sobre el resto de los objetivos ambientales mencionados), que le permiten responder de modo más ágil y flexible a una serie de requisitos normativos, especialmente en procesos que demandan importante conocimiento técnico. La CE no está sola en ese proceso, sin embargo, sino acompañada de un grupo de expertos: la Plataforma de la UE de Finanzas Sostenibles (PSF), formada por 28 miembros no remunerados, elegidos entre 200 expertos europeos altamente cualificados, 7 miembros de agencias y otros organismos de la UE designados directamente, y 14 observadores invitados de instituciones de la UE y otras organizaciones internacionales, así como del sector privado. Así, académicos colaboran con expertos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el Banco Europeo de Inversiones o Bloomberg, por mencionar algunos.
En cuanto a la contribución de la taxonomía al uso sostenible y la protección de ecosistemas acuáticos (de agua dulce y marinos), el trabajo conjunto de la CE y la PSF, que se nutre además de insumos ad hoc de expertos y de amplios procesos de consulta pública, se han incluido ya actividades orientadas a la descarbonización directa de los servicios de agua (por ejemplo, potenciando la recuperación de energía en el tratamiento de aguas residuales, aumentando el consumo de fuentes renovables de energía), la descarbonización indirecta (mediante el aumento de la eficiencia en redes de distribución de agua y de tratamiento de aguas residuales), la preservación de los recursos (a través de la digitalización de las redes de distribución o la diversificación de las fuentes de oferta), o el impulso de la circularidad (mediante la recuperación de nutrientes y otros materiales o el diseño de sistemas que integrasen tecnologías de la información y de operación).
Mientras aumentamos el detalle de las actividades económicas consideradas en la economía europea (en realidad la mundial, a través de sus cadenas de valor), simplificamos el uso de la taxonomía para inversores y empresas y hacemos un seguimiento de los flujos de capital desde actividades insostenibles hacia las otras de transición y más sostenibles, intentamos evitar el error del entomólogo: perdernos en el abdomen del insecto e ignorar el ecosistema en que vive.
No son momentos sencillos y unívocos. En agosto de 2022, la Administración Biden consiguió la aprobación en el Congreso de los EE. UU. de la llamada Inflation Reduction Act, cuyo nombre equívoco acaba de lamentar el propio presidente Biden. En realidad, es un esfuerzo ingente de reindustrialización de la economía estadounidense, compatible con objetivos de descarbonización, a partir de un estímulo fiscal sin precedentes. No solo está en juego el liderazgo mundial en sostenibilidad; también si este pulso a gran escala impulsará al alza o a la baja el coste de adopción de tecnología más limpia, además de procesos intensos de desinversión y deslocalización de actividades económicas.