El sector Alma Guacolda, en la comuna de Puerto Saavedra, es un pequeño caserío donde viven cerca de 150 familias. Principalmente hablamos de adultos mayores, los más jóvenes emigran a la ciudad buscando nuevas oportunidades, y eso lo recalca Nancy Mancilla Torres, "son nuevas oportunidades, no mejores, porque en el campo se vive mejor." Asegura.
Nancy, es la principal dirigente del sector, llegó a los 19 años desde Santiago y lo primero que notó, es que ni ella ni sus vecinos contaban con luz eléctrica, agua potable, o servicios sanitarios. Así que comenzó a organizarse y a gestionar la creación de un comité. "Yo vi la necesidad de la gente, el no tener acceso a oficinas para arreglar documentos o sacar proyectos, no tener agua potable o luz eléctrica y sabía que ahí yo podía ayudar". Así se convirtió en representante de sus vecinos y amigos, quienes hoy pueden orgullosos decir que cuentan con todo lo necesario para vivir una vida en el campo, con las comodidades de la ciudad.
Lo último gestionado por ella y su agrupación fueron casetas sanitarias para 108 familias que proporcionan un baño digno, duchas y lavabo para su comunidad. Esto gracias a un proyecto que fue financiado por el Fondo de Agua y Saneamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo del Ministerio de Interior y Seguridad Pública del Gobierno de Chile (SUBDERE).
¿Nancy, que la motivó a usted a tomar esta bandera de dirigente?
Yo comencé trabajando con un comité de pequeños agricultores, porque antes era muy difícil tener acceso a recursos para la gente campesina. Después, vi la necesidad del agua en este sector. Yo pasé por eso, llegué acá y no había agua y en muchos sectores no había luz. El agua la acarreábamos en balde, era como media hora de caminar a una vega para poder tener un poco de agua, era un sacrificio enorme.
¿Ser mujer y dirigente es una ventaja?
Como yo venía de otro sector, yo tenía mi personalidad, soy de carácter muy fuerte, entonces a mi no me dicen que no, y cuando me dicen que no se puede, por reglas o todo eso, yo soy de las que cree que las reglas están para romperse y no para estorbar, si de ayudar se trata.
¿Qué característica tiene que tener una buena dirigente?
La perseverancia, aceptar a las personas como son, no tratar de cambiarlas, tener el deseo, la vocación de ayudar, sin importar raza o religión, sin importar si son chilenos o mapuches.
¿Cree qué hacen falta más dirigentes mujeres?
Hacen falta, sin duda, pero con vocación de servicio. Hay muchas y muchos que se cargan a un lado por conseguir beneficios solo para algunos, nosotros como dirigentes no recibimos ningún beneficio, yo siempre digo que trabajamos por amor, y eso hay que tenerlo claro.
¿Cuáles son los logros que más la enorgullecen en su rol como dirigente?
Creo que los más relevantes son que hemos logrado casetas sanitarias para 108 familias, agua potable para 142 familias, luz eléctrica para 60 familias, y el hecho de ser dirigentes me ha permitido arreglar también la situación de los terrenos del sector, que están muchos en sucesión.
Entre 2014 y 2019 el Gobierno de Chile aprobó la ejecución de dos intervenciones de agua potable y saneamiento en La Araucanía cofinanciadas con el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) que aporta más de 6 millones de euros, sumado a los más de 16 millones de euros que aporta la Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo del Ministerio de Interior y Seguridad Pública. Las intervenciones focalizadas en el entorno rural han consistido en la construcción de un total de 479 Casetas Sanitarias en tres Comunas y las obras de infraestructuras de los Sistemas de Agua Potable Rural en ocho Comunas de la Región. La población beneficiaria directa del Programa asciende a 9.405 personas, muchas de ellas mujeres, jefas de hogar y adultos mayores.
