Con motivo de la celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que este año está dedicado a “Combatir la degradación de la tierra para una agricultura sostenible”, WWF/Adena recuerda la necesidad de apostar por una política agraria que haga un uso sostenible del territorio y respete el medio ambiente.
En el “Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía”, WWF/Adena subraya que los efectos de la desertificación son ya evidentes en nuestro país. El uso intensivo de la tierra está provocando la erosión y el agotamiento del suelo en millones de hectáreas y, de no adoptarse medidas con urgencia, la desertificación podría afectar a corto plazo a una tercera parte de nuestra geografía. Con ello se ocasionarían no sólo efectos ambientales negativos, sino también serios impactos económicos y sociales.
La organización insiste en que las acciones humanas son la causa de la desertificación. De hecho, la deforestación, el sobrepastoreo, la construcción de infraestructuras, la expansión urbanística y los incendios forestales resultan responsables en gran medida de que la desertificación y la sequía perjudiquen a una quinta parte de la población mundial y de que cada año se pierdan 24.000 millones de toneladas de suelo cultivable. Además, las prácticas agrícolas intensivas y la sobreexplotación de los recursos hídricos contribuyen a agravar la situación.
Para revertir esta tendencia y fomentar un uso del territorio compatible con la conservación del medio ambiente, WWF/Adena considera necesario un profundo cambio en las políticas de Medio Ambiente, Agricultura, Fomento, Energía o Economía.
Así, en el actual contexto de chequeo médico de la Política Agraria Común (PAC), Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF/Adena, apunta:
“Nos encontramos ante una buena oportunidad para diseñar una política agraria que use sosteniblemente el territorio y respete el medio ambiente, cumpliendo con los objetivos de la Unión Europea. Sólo de esta manera perseguiremos una agricultura más competitiva y resistente a los efectos de las sequías y el cambio climático”.
Según la organización, el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino tiene el reto de promover buenas prácticas agrarias, que potencien el ahorro de agua y minimicen los problemas de erosión y contaminación de suelos y recursos hídricos. Estas medidas incluyen, entre otras, el establecimiento de cubiertas vegetales en cultivos leñosos, la recuperación de setos vivos en los linderos de las parcelas o la sustitución de fertilización mineral por orgánica en las dosis adecuadas.
Para contribuir a una gestión sostenible de los recursos hídricos, este ministerio debe mejorar la eficiencia del regadío mediante la modernización de los sistemas de riego y el uso de las últimas tecnologías para ajustar el volumen de agua a las necesidades reales del cultivo, y Además, debe cerrar los pozos ilegales que existen actualmente.