Leer las opiniones de un profesional de la talla y experiencia de José María Santafé, no solo resulta interesante, sino tambien estimulante. En su blog iAgua del 11/03/2013, hace un análisis de lo que en la última década se ha convertido en el eje de la política del agua el “Pacto Nacional sobre el Agua”. Comparto la mayoría de sus opiniones, otras quiero puntualizarlas aquí.
Estamos inmersos en un cambio de modelo o paradigma en lo que concierne a la “Política del agua”, lo que algunos han denominado “Nueva cultura del agua”
Hasta la fecha el único gran pacto social entorno al agua, es el denominado “Política hidráulica” cuyo fundamento era el modelo planteado por el movimiento regeneracionista a principios del siglo XX, que daba prioridad al regadío y la hidroelectricidad y como instrumentos el sistema concesional, ya establecido en la Ley de Agua de 1966-79 y la financiación pública, como respuesta a los fracasados modelos liberales del siglo XIX. Para la puesta en practica de este modelo se desarrollo una nueva estructura administrativa, las Confederaciones Hidrográficas.
Este modelo encajo perfectamente con el desarrollismo de mediados del siglo. Pero con la aparición a partir de los años 70 de la problemática ambiental, nuevas necesidades sociales y nuevas tecnologías, este modelo se puede considerar totalmente agotado, aunque muchos de los actuales responsables de las politicas de agua aún siguen aferrados a él.
Estamos inmersos en un cambio de modelo o paradigma en lo que concierne a la “Política del agua”, lo que algunos han denominado “Nueva cultura del agua”. Un paradigma es un cambio de modelo o forma de interpretar un fenomeno. Así la “Evolución de las especies” de Darving, supuso una nueva forma de interpretar la Biología. O la Teoría de la Tectonica de placas, la Geología. Un cambio de paradigma tarda en ser aceptado por la sociedad según su alcance, así la Teoria de Tectonica de placas, tardo casi 20 años en ser aceptada por la comunidad científica y la Teoria de la “Evolución de las especies” mas de cien años y aún hoy algunos sectores la rechazan.
No es de estrañar que un cambio de paradigma en la Politica de agua, que afecta a todas las actividades de forma directa o indirecta, tarde en ser asumida por nuestra sociedad, a pesar de las facilidades de información y comunicaión que existen hoy día.
Al igual que a principios del siglo XX el pacto social se cimento sobre un modelo de politica, hoy no es posible un pacto si no existe consenso social sobre el nuevo modelo que fije sus objetivos e instrumentos. En un curso que impartí en el 2008, expresaba de forma grafica la situación actual de la siguiente forma:
Entiendo que en la actualidad la seguridad alimentaria y de abastecimiento va ligada a una garantía de suministro de agua que sea compatible con la sostenibilidad del ambiente.
El disponer de una concesión no garantiza en la actualidad el suministro, por ese motivo el régimen concesional se va flexibilizando poco a poco, con fórmulas como el intercambio de derechos, pendiente de una reforma en profundidad del marco normativo.
Otro de los pilares del antiguo paradigma o “Vieja cultura del agua”, era la financiación pública. Hoy observamos como progresivamente el sector privado ocupa mayores espacios en el sector del agua: abastecimiento, depuración desalación, control ambiental…haciéndose necesaria una regulación de los servicios, que requiere una reestructuración de la administración del agua, que de forma gráfica puede expresarse de la siguiente forma:
El “Pacto Nacional por el Agua”, ha sido recogido en los programas electorales de los grandes partidos en las dos últimas elecciones generales. Quizás el actual gobierno consiga un “Pacto de no agresión entre los territorios”, pero en mi opinión no se conseguirá un pacto de largo recorrido, que por otra parte se hace imperativo, si no es sobre el nuevo paradigma.