La semana pasada comenzó a desmantelarse la presa de Vezins, en Normandía, un hito histórico para los ríos europeos. La iniciativa forma parte de un proyecto a largo plazo de restaurar el Río Selune para que salmones, anguilas y otra fauna puedan poblar las aguas del río y la bahía del Monte Saint-Michel, Patrimonio Mundial de la UNESCO y destino turístico por excelencia.
Gracias al desmantelamiento de la presa de Vezins y otra presa obsoleta, La Roche Qui Boit, a lo largo de los próximos dos años, se liberarán 90 km del río Selune de barreras transversales, con lo que mejorará la calidad del agua, y especies migratorias como el salmón podrán volver a sus antiguas zonas de desove.
“El desmantelamiento de la presa de Vezins supone una revolución en la actitud prevalente en Europa en cuanto a los ríos: en lugar de construir nuevas presas, se están restaurando los ríos y la biodiversidad”, comenta Roberto Epple, presidente de la ONG francesa European Rivers Network.
La Directiva Marco del Agua (DMA) obliga a los países de la Unión Europea a tomar medidas para restaurar sus ríos y lograr su “buen estado ecológico” a más tardar en 2027. Demoler presas antiguas u obsoletas en una manera eficaz de cumplir con los requisitos de la DMA, ya que ayuda a restaurar la conectividad del río y facilita conseguir un estado bueno o muy bueno en ese río u otras masas de agua asociadas.
Andreas Baumüller, de la Oficina de Política Europea de WWF, felicita la iniciativa de Francia, pero apunta que muchos Estados Miembros están presionando para rebajar los requisitos de la legislación europea de aguas. Las presas fragmentan el hábitat fluvial e impiden el transporte natural de sedimento aguas abajo, además de impedir el movimiento de la fauna piscícola migratoria. Su impacto disminuye las poblaciones de especies autóctonas y en los embalses pueden prosperar especies exóticas. Se calcula que unas 3.500 barreras transversales se han eliminado ya en Europa.
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