El Instituto Global del Agua (GWI) de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur (UNSW) está a punto de revolucionar el regadío: se podría lograr la seguridad hídrica y alimentaria durante periodos de sequía. Con la esperanza de proporcionar agua limpia a pueblos de la India, se ha desarrollado una tecnología innovadora que puede suponer un cambio radical a la hora de luchar contra los efectos del calentamiento global y la desertificación.
En países como India, China o Australia, la producción agrícola para una población en aumento se enfrenta a los retos de la sequía y condiciones climáticas cada vez más cambiantes. El regadío en estos países depende en gran medida de las aguas subterráneas; pero estas son cada vez más salinas en muchos sitios, lo que impide su utilización.
Para solucionar este problema de disponibilidad de agua dulce para el sector agrícola, el GWI está desarrollando una versión de la tecnología de desalación conocida como desionización capacitiva (CDI, por sus siglas en inglés) que funciona con energía solar. Dicha tecnología permite eliminar la sal de aguas salobres mediante la aplicación de una diferencia de potencial o una corriente constante entre dos electrodos inmersos en la solución a tratar. La desionización capacitiva convencional utiliza energía de la red eléctrica, pero los investigadores de la UNSW han desarrollado prototipos que funcionan con energía solar. Por ello, puede utilizarse en zonas remotas sin conexión a la red eléctrica, y además se trata de sistemas de fácil mantenimiento.
En India, China o Australia, la producción agrícola para una población en aumento se enfrenta a los retos de la sequía y condiciones climáticas cada vez más cambiantes
La idea del proyecto surgió tras la visita a la universidad de Sir Ratan Tata, presidente de la organización filantrópica india Tata Trusts, para recibir un doctorado honoris causa, quien exhortó a los investigadores a encontrar soluciones para abastecer de agua limpia a pueblos de la India.
Los investigadores trabajan actualmente en prototipos de segunda y tercera generación, en los que se recupera una parte de la energía utilizada, reduciendo el consumo energético del sistema. El proyecto cuenta con financiación del Consejo de Investigaciones de Australia y el apoyo de Goldwing Environmental Technologies, el mayor fabricante de aerogeneradores, con sede en Pekín, ahora expandiendo su negocio al desarrollo de tecnologías para el sector del agua.
Según el profesor David Waite, miembro del equipo de investigación de la universidad australiana, proporcionar opciones fiables de suministro de agua para usos agrícolas que sean rentables, no dependan de la red eléctrica y no supongan un impacto ambiental importante es esencial para la seguridad alimentaria de Australia en un futuro.
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