Dice el refrán que “A quien se viste de prestado, en la calle le desnudan” y eso es lo que ha pasado aquí con la segunda paralización de Mularroya, otro embalse diseñado y construido con criterios puramente clientelares y políticos sin la menor justificación técnica o económica, cuya construcción está siendo muy accidentada y previsiblemente seguirá siéndolo de aquí en adelante.
No soy especialmente crítico con los embalses, creo que cumplen una misión vital en este país
No soy especialmente crítico con los embalses, creo que cumplen una misión vital en este país y que -a pesar de algunos disparates cometidos en otros tiempos- la óptica revisionista que suelen emplear sus detractores evaluando hechos de hace más de medio siglo con la mentalidad actual, es pura demagogia.
Pero este no es el caso de Mularroya. Se trata de un embalse de discutible utilidad técnica al menos, porque supongo que política si que la tiene para algunos entre Épila y Pinseque. A ello se une un coste tan disparatado, que en cualquier lugar donde se evaluaran las obras públicas con una metodología meridianamente razonable, habría sido desestimado incluso en fase de estudios previos o -como mucho- de anteproyecto.
Pero no han sido unos detalles técnicos o económicos suficientes para tumbar proyectos mucho mejores los que han paralizado este disparate, sino los medioambientales -que también los hay- como hemos podido ver recientemente.
Conozco muy bien el Jalón. Tanto, que he recorrido palmo a palmo toda su cuenca, sumando en total varios miles de kilómetros. No hay puente, azud, acequia o molino en el propio río, o en cada uno de sus afluentes que no conozca o tenga catalogado y fotografiado.
Pero no sólo eso. En 1996 trabajé en el proyecto de ordenación de sus regadíos, y por ello he recorrido cada parcela regada con las aguas del propio río Jalón y las de su principal afluente, el río Piedra cuyas aguas se embalsan en La Tranquera, que es su principal regulación, porque el Jalón no cuenta con ningún embalse en su curso. Anduve entonces por toda la superficie regada desde la citada presa, hasta las puertas de Zaragoza, y por ello conozco perfectamente la situación de abandono de los regadíos tradicionales.
Por ejemplo, en 1996 se jubiló el último agricultor profesional del tramo del río Piedra comprendido entre La Tranquera y el Jalón, una situación que no es nueva en la zona. Antes ya se hizo el embalse de Lechago para consolidar los regadíos del bajo Jiloca, a pesar de estar explotados por jubilados en su práctica totalidad, aunque admito que pueda haber habido algunas incorporaciones.
Pero no nos engañemos, ni siquiera es para esos regadíos tradicionales para los que se quiere hacer Mularroya, sino que sus aguas irían en buena medida iría a las grandes fincas de secano situadas a kilómetros del río, que es hasta donde me temo que quieren llevar el regadío. No es para agricultores tradicionales o profesionales, sino para grandes explotaciones, aunque sean familiares.
Hace ahora casi veinte años que se hizo un bombeo que elevaría el agua desde el Jalón a la Tranquera para aumentar el volumen embalsado en los años malos del río Piedra, pero sus supuestos beneficiarios ni siquiera pagaron el coste de las pruebas del bombeo y jamás se ha empleado por esa causa.
Ahora resulta que ha sido el medio ambiente quien ha detenido este desatino
Construir una acequia con un largo túnel desde casi Calatayud hasta el embalse, tendrá un coste verdaderamente enloquecedor que estoy casi seguro que se ha obviado -al menos parcialmente- en el proyecto. La naturaleza del terreno hizo que los metros de túnel más caros del AVE fueran los de esa zona, pero no ha sido suficiente para desanimar a sus impulsores que por lo que tengo entendido no lo han tenido en cuenta.
La alternativa a la acequia era instalar un azud en la desembocadura del río Grío en el Jalón y desde ahí bombear el agua, pero los costes energéticos (que deben pagar los usuarios en exclusiva) hicieron que se desestimara a favor de ese disparate que debemos pagar todos para el beneficio económico de unos y político para otros.
Ahora resulta que ha sido el medio ambiente quien ha detenido este desatino que no sólo afecta a las aves, sino que dejaba sin agua unas zonas tan espectaculares como desconocidas, que solamente esperaban que la calidad del río mejorase para convertirse en rincones de insólita belleza. Lástima que no pueda colgar fotos para que todo el mundo pueda verlas.