La política del agua afronta un nuevo e intenso curso en el desarrollo de políticas públicas: desde los planes hidrológicos de cuenca y los planes de gestión del riesgo de inundación, ya en información pública, el futuro plan de acción de aguas subterráneas, la revisión de la estrategia nacional de restauración de ríos, hasta las revisiones de reglamentos (el reglamento de dominio público hidráulico y el reglamento de planificación hidrológica), real decretos (en materia de nitratos y reutilización), y por último, y no menos importante, destaca la previsible propuesta de modificación de la Ley de Aguas, cuyo borrador se espera para finales de año.
Asimismo, están encima de la mesa, los temas del momento, la ineludible cuestión del Mar Menor, las consecuencias de la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia sobre las extracciones desmesuradas de agua subterránea en Doñana, la polémica surgida por la drástica reducción de los volúmenes de agua embalsada, entre otras.
La planificación hidrológica
Las políticas del agua deben estar bajo el marco de la adaptación al cambio climático
La principal acción política está centrada, aunque no únicamente, en los planes hidrológicos de cuenta del tercer ciclo (2022-2027) y los planes de gestión del riesgo de inundación del segundo ciclo (2022-2027), actualmente en consulta pública, tras un intensa labor de análisis, diseño y redacción de todos los equipos de planificación tanto del Ministerio como de las cuencas hidrográficas, que si bien son recogidos por algunos sectores con precaución por lo sucedido en los pasados ciclos, esta vez cuentan con una verdadera experiencia de los resultados del 2º ciclo de planificación.
- Por un lado, por los problemas asociados a la contaminación difusa, que requiere de algo más que invertir en infraestructuras, como es el reto de cambiar la gestión de miles de usuarios agrarios. La modificación sobre el real decreto de nitratos pretende compatibilizar competencias, y atender un problema que lleva sucediendo muchos años, pero esta situación requiere de mucho más para invertir la tendencia, y lograr un uso más adecuado de los nitratos.
- Por otro lado, porque el 25% de las aglomeraciones urbanas de más de 2.000 habitantes equivalentes en España no cumple con la Directiva de aguas residuales, lo que ha dado lugar a la apertura de procedimientos de infracción e incluso condenas, lo que convierte esta cuestión aún, en una línea fundamental, aunque se espera una evolución favorable gracias a la aprobación el pasado mes de julio del Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (DSEAR).
Nuevas iniciativas en estrategias y planes
- Retomar y potenciar la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, que quedó en el olvido y que nuevamente se identifica como una valiosa herramienta para la recuperación de las masas de agua, los ecosistemas hídricos y la lucha contra las inundaciones, entre otras materias.
- Generar un Plan de Acción de Aguas Subterráneas, materia indispensable del que se requiere prestar más atención como se analizó en la sesión técnica sobre gobernanza del agua en el pasado Conama 2020, donde se pretende profundizar en el conocimiento de los acuíferos y en el desarrollo de modelos de flujo subterráneos para su mejor seguimiento y protección, así como en la gestión y relación de la Administración con las comunidades de usuarios de aguas subterráneas,
- la Estrategia del Agua para la Transición Ecológica, donde se incluirán los riesgos derivados del cambio climático que deberán ser abordados en los mecanismos de planificación y gestión hidrológica. De esta forma, la acción política en materia de agua se adaptaría a las exigencias del Pacto Verde.
Modificación de la Ley de aguas

Temas de fondo convertidos en actualidad
Por otro lado, abordar los sucesos que se han producido en relación a la producción hidroeléctrica y el aprovechamiento de los embalses, con una drástica reducción de los volúmenes de agua embalsada, y por el hecho de que la hidroeléctrica ha marcado el precio del mercado eléctrico más de la mitad de las horas este verano. Esto requiere de una reflexión y revisar el marco regulatorio para evitar estas malas praxis que no sólo influyen en el marcado energético sino en un recurso vital como es el agua con una incidencia social de primera magnitud. Además, se suma al debate, qué hacer con aquellas concesiones que poco a poco el Estado va a ver devueltas y qué modelo es que el conviene aplicar a partir de ahora.
Es cierto que las políticas del agua poseen siempre mucha inercia, y las reformas son siempre lentas, pero toca remangarse y empujar para impulsarlas