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Contaminación ambiental por antibióticos produciría letal COVID–20

Sobre el blog

Luis Luján Cárdenas
Sociólogo y Periodista, Magíster en Administración, especialista en Comunicación para el Ecodesarrollo, articulista en diversos medios escritos de Perú.
  • Contaminación ambiental antibióticos produciría letal COVID–20

La ciencia ha comprobado fehacientemente que la actividad de los seres humanos por supervivir transformando la naturaleza sin respetar el equilibrio ecosistémico, especialmente desde la época de la industrialización, el capitalismo, y el consumismo extremo, está provocando el agotamiento y contaminación inexorable de los recursos naturales, y acelerando el cambio climático, al punto de poner en peligro toda vida existente en el planeta Tierra.

La pandemia del COVID-19 (uno de sesenta tipos detectados, y de más de mil doscientos otros virus existentes) es apenas un pequeño aviso de alerta global de lo que podría depararnos en el siglo XXI, ante una indefensa humanidad que pese a su avanzada ciencia y tecnología, ha sufrido la pérdida en medio año de casi 600 mil personas y más de 13 millones de infectados; además, de la sombra de una recesión económica mundial nunca antes vista, que duplicará los pobres y aumentará la hambruna y la miseria en casi todos los países, incluido los más poderosos.

La incertidumbre, la preocupación y el temor actual se acrecienta con la declaración hace unas horas del científico peruano Jorge Cuyubamba Domínguez, miembro de un grupo de 80 científicos que trabajan en laboratorios en China, buscando la vacuna contra el coronavirus. “Hay una alta probabilidad de que aparezca un COVID-20 dentro de 6 a 7 meses por el gran cambio que se está infligiendo a la naturaleza”, ha expresado a América Televisión y otros importantes medios de comunicación de Lima, el joven ingeniero genético de 29 años, que reside en la ciudad china de Nanning.

Sin ánimo de alarmismo ―según subrayó― y en base a los estudios que está realizando en el país del sol naciente, expresó la posibilidad de que se de un nuevo brote más letal del virus o de cualquier otro, debido a la mutación constante a causa del acelerado uso de antibióticos en granjas animales, pesticidas, entre otros, que están desequilibrando a la naturaleza con serios riesgos a la salud.

La contaminación del agua, suelo y aire, por residuos farmacéuticos, pesticidas, fertilizantes, productos de belleza e higiene personal es un gran punto débil (aumentado por ineficientes e inadecuados sistemas de salud, investigación y políticas de prevención y resiliencia) de los Estados y sus gobiernos.

Los desechos químicos al ser introducidos al medio ambiente vuelven en un gran círculo vicioso al consumo humano y animal a través del agua potable ―y de alimentos directos del agro―, que generalmente pocos países tienen la capacidad de tratarla convenientemente o residuarla completamente por falta de medios económicos e infraestructura, como sucede en gran parte de las naciones en desarrollo y pobres.

Se ha comprobado que muchos medicamentos, especialmente los antibióticos, conservan su toxicidad en casi todo el ciclo alimenticio con grandes efectos ecotoxicológicos en el medio ambiente. En el caso del coronavirus, se ha detectado su presencia recientemente en aguas servidas en algunos países europeos, como Francia e Italia, y en América del Sur, Brasil, lo que estaría provocando la infección de perros, gatos y visones. En China, se presentó el coronavirus a través de un animal, que aún no se define si fue el murciélago o el pangolín, que al ser consumido por los chinos provocó la peor zoonosis en la historia paralizando la actividad mundial.

Lo más preocupante es que se estaría presentando a nivel global ―desde que se inició la pandemia del COVID-19―, una bioacumulación preocupante en la naturaleza de restos de antibióticos supuestamente antiCOVID como la azitromicina, ivermectina, hidroxicloroquina, paracetamol y otros productos farmacéuticos, que agregado a las vacunas que pronto inmunizarán a miles de millones de habitantes, ingresarán al círculo alimenticio de humanos y animales.

Esto contaminará aún más el medio ambiente y provocará la mutación de los genes del coronavirus en algunas de sus variantes, para luego aparecer en algún punto del planeta un COVID-20 más letal que el actual, contagiándonos por el contacto social, el agua sin procesamiento, el aire que respiramos o los alimentos de una agricultura, y ganadería contaminada, y/o peces de ríos y lagos afectados. El panorama es muy incierto.