Túnez es un país que no necesita presentación. Situado en el norte de África, ha sido uno de los principales destinos turísticos mundiales. Una de las múltiples joyas de este país es la isla de Djerba, una pequeña ínsula situada en el centro-este del país, catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que recibe numerosos visitantes atraídos por su cultura y sus playas de aguas cristalinas y arenas blancas.
Escasez de lluvias
El clima de Túnez es claramente mediterráneo, con alternancia de sequías y episodios de lluvias intensas y de corta duración. Sin embargo, hay grandes oscilaciones entre el norte y el sur del país en lo que a precipitaciones se refiere. Si en el norte se pueden registrar hasta 550 mm/año, esta cifra se reduce a los 100 mm/año en el sur, que es más desértico. En la isla de Djerba este registro sería de entre 100 y 200 mm/año. Para tener un orden de magnitud, en la ciudad de Barcelona las lluvias, sin ser abundantes, la cifra se multiplica por 6, con una precipitación anual de 614 mm. Con estas cifras, nos damos cuenta que son más abundantes los turistas que las lluvias en Túnez.
Unos 9 millones de visitantes al año
Túnez recibe unos 9 millones de visitantes al año y dispone de 250.000 camas, según un estudio publicado en la revista Sustainability. Los datos no contemplan, sin embargo, el impacto de la Covid19 durante el año 2020 -y principios de 2021- y señalan en 2015 un importante descenso en la llegada de turistas debido a los atentados registrados en una zona hotelera del país.
En la isla de Djerba, viven con carácter permanente más de 163.700 habitantes, según datos de 2014. En lo que respecta al turismo, esta ínsula disponía en 1975 de 8.300 camas y, 25 años después, esta cifra se ha incrementado hasta las 42.700. Según datos de 2012, la isla recibe alrededor de 900.000 turistas, multiplicando así por cinco su población habitual, según un artículo de investigación destinado a analizar el impacto del turismo en la isla de Djerba.
Aguas subterráneas sobreexplotadas
Las demandas de agua en Djerba se han garantizado, tradicionalmente, con el recurso subterráneo procedente de un gran acuífero, que tiene una profundidad máxima de 50 metros y que se recarga verticalmente mediante la infiltración del agua de la lluvia. La mayoría de los pozos para extraer el agua se sitúan en el centro de la isla. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Gabès, la sobreexplotación del acuífero ha provocado la salinización de los pozos situados cerca de la línea de la costa y una elevada presencia de nitratos en un 51% de los pozos de la isla. Esto se debe a la infiltración de aguas residuales, a las extracciones per encima de la recarga, la existencia de fosas sépticas mal gestionadas, entre otras.
En lo que respecta a la depuración de las aguas residuales, Túnez ha pasado de disponer de 5 depuradoras activas en 1975 a 98 plantas en servicio en 2007. El 29% del total de las aguas depuradas se reutiliza para usos agrícolas y el riego de campos de golf y zonas verdes, según los datos aportados en un simposio internacional. En la isla de Djerba, hay un total de cinco depuradoras en servicio.
18 hm3 anuales mediante la desalinización
Una de las soluciones previstas para incrementar la disponibilidad de agua en la isla de Djerba ha sido la construcción de una planta desalinizadora, finalizada en 2018, con una capacidad anual para producir 18 hm3/año, y con la posibilidad de ampliarse hasta los 27 hm3. La apuesta por recursos no convencionales ser erige como una solución para garantizar las demandas de agua en territorios con problemas de escasez.
Es un primer paso que se debe complementar con la mejora de las aguas residuales, potenciar la reutilización y, sobre todo, hacer mucha pedagogía sobre los usos del agua. En la gestión de este recurso, las soluciones deben ser estructurales, múltiples y coordinadas. También es necesario que se adopten medidas para concienciar al turismo para hacer un consumo responsable y seguir adoptando los hábitos eficientes que se hace en los hogares.
Para disfrutar durante años de lugares de ensueño como Djerba es necesario que actuemos con responsabilidad y que preservemos estos espacios como si de un tesoro preciado se tratara.