En un giro positivo para la gestión del agua en España, la reserva hídrica nacional ha mostrado una notable mejora, situándose actualmente en el 63,1% de su capacidad total. Los embalses del país ahora albergan 35.375 hectómetros cúbicos de agua, reflejando un impresionante incremento de 2.968 hectómetros cúbicos en tan solo una semana, lo que equivale al 5,3% de la capacidad total de almacenamiento.
Demarcaciones hidrográficas
Este aumento es resultado directo de las recientes precipitaciones, que han beneficiado en gran medida a diversas demarcaciones hidrográficas a lo largo del país. Notablemente, algunas áreas han experimentado incrementos significativos en sus niveles de reserva, destacándose entre ellas el Guadalquivir con un aumento del 12,66%, seguido de cerca por el Guadiana con un 8,30%.
La situación en las diferentes demarcaciones hidrográficas varía considerablemente, con el Cantábrico Oriental liderando con un 93% de su capacidad, mientras que las Cuencas Internas de Cataluña muestran los niveles más bajos con solo un 16%, manteniendo su situación crítica.
La situación de las cuencas, en porcentaje, se detalla en la tabla adjunta:
Variación de los embalses españoles
Entre los embalses que más han aumentado sus reservas se encuentra el de La Serena, con un aumento de 277 hectómetros cúbicos, seguido por el embalse de Cijara y Alcántara, con incrementos de 232 y 203 hectómetros cúbicos respectivamente.
En la tabla siguiente, se muestran los 10 embalses que más han subido esta semana.
A pesar de los incrementos, algunos embalses han experimentado descensos en sus niveles de agua, destacando el de Belesar con una reducción de 24 hectómetros cúbicos. Estos descensos reflejan la compleja interacción entre el uso del agua, la evaporación y otros factores que afectan a los niveles de los embalses.
En la tabla siguiente, se muestran los 10 embalses que más han bajado esta semana.
La actual recuperación en las reservas hídricas es una noticia alentadora para España, subrayando la importancia de continuar con las prácticas sostenibles de gestión del agua para asegurar el abastecimiento a largo plazo ante los desafíos planteados por el cambio climático y la variabilidad hidrológica.