Una de las batallas que, de momento, tiene perdida el agua del grifo respecto al agua embotellada es la relacionada con lo visual, la estética. Las compañías que comercializan agua en recipientes hacen diseños cada vez más atractivos y que incitan al consumo, mientras que el agua del grifo no tiene ese reclamo desde el punto de vista de la imagen. Tengamos en cuenta que el 90% de lo que percibe nuestro cerebro es visual. En este sentido, muchas de las cosas que compramos o consumimos nos entran primero por la vista. El portal Descubremarketing apunta que para el 85 % de los clientes el color del producto actúa como un elemento esencial a la hora de decidir una compra.
Las marcas de agua embotellada hace años que trabajan para mejorar el diseño de sus botellas y hacerlas cada vez más atractivas para el consumidor. Se ha pasado del diseño típico, el cual se ha caracterizado por las botellas de color azulado y con varios anillos a lo largo de su cuerpo -como si de un muñeco de Michelín se tratara- a botellas con formas y colores que parece que ofrecen un producto de lujo, inalcanzable.
El agua embotellada ofrece un diseño atractivo y hace creer al consumidor que adquiere un bien de lujo; el agua del grifo, en cambio, se presenta de un modo frio, impersonal y que invita poco al consumo
Un ejemplo son compañías como Evian o Antipodes, que ofrecen una imagen muy bella y original de sus botellas, algo que potencia las ganas de compra del consumidor. Aquí se añaden varios ejemplos de la evolución del diseño en las botellas de agua. Os recomiendo un post del blog Luxeingenium que aborda los diferentes estilos de aguas embotelladas.
El escaso atractivo de las fuentes
En cambio, el agua del grifo no combina bien el ser un recurso más económico, sano y sostenible con una imagen que atraiga al consumidor. Recuerdo hace varios años (podríamos decir que hace casi ya tres décadas), que hice una escala en el aeropuerto de Bombay. En esa época no abundaban las típicas fuentes y se disponía de una sola fuente, con un vaso de metal enganchado a una cadena. Resumiendo, que todos bebían del mismo vaso...
En la actualidad, y habiendo mejorado las condiciones higiénicas, las que más abundan son las típicas que nos encontramos en aeropuertos y gimnasios, tal y como expongo en los siguientes ejemplos:
A pesar de que cumplen con todos los requerimientos cualitativos, presentan una importante pega, y es que son visualmente poco atractivas. Con tanto metal y con formas poco cálidas, hacen que el atractivo visual no exista en absoluto.
El agua de las fuentes tiene todas las garantías sanitarias pero al estar ubicadas en zonas poco visibles y con un diseño frio, invitan poco a su uso
El ejemplo de 'La Terminal'
La película La Terminal (2004), protagonizada por Tom Hanks, narra la historia de un ciudadano de un país ficticio (Krakozhia) que, debido a un golpe de estado, debe quedarse en el aeropuerto de Nueva York porqué las autoridades de inmigración no reconocen su país. Hanks, que interpreta a Viktor Navorski, debe pasar varios meses en el aeropuerto. Sin entrar a fondo en el argumento, sí me gustaría destacar el precioso trabajo que lleva a cabo, convirtiendo una fuente corriente en una obra de arte. Este podría ser el ejemplo de que una imagen vale más que mil palabras.
En la película 'La Terminal', el protagonista convierte una fuente de agua típica de aeropuerto en una auténtica obra de arte
Una posible solución
Una idea sería ubicar unas máquinas de vending al lado de las fuentes que podemos encontrar en aeropuertos, estaciones de tren y otros establecimientos públicos. En estas máquinas se podrían vender botellas para almacenar agua. De este modo, facilitas el almacenaje del recurso, fomentas el consumo del agua del grifo y reducir el uso del plástico. Para coger ideas sobre la mejor botella para almacenar agua recupero este post que escribí hace varias semanas. De este modo, se puede conseguir que el agua del grifo gane la batalla de la estética. Otra solución sería el diseño de fuentes más atractivas, visualmente hablando.
El diseño en las infraestructuras del agua
Hace varias semanas participé en un debate en el Colegio de Ingenieros de Caminos de Cataluña, organizado por Dobooku, una asociación que aboga por la cultura del diseño en la obra pública. Junto con algunos compañeros de la #waterpeople como Jordi Oliveras, así como otros ponentes de muy variada trayectoria, se debatió sobre la gestión del agua y cuál debe ser el modelo a seguir.
La asociación Dobooku aboga por la cultura del diseño en la obra pública. Este debe ser el camino para hacer que las infraestructuras del ciclo del agua sean más visualmente atractivas
Mi intervención se centró en la necesidad que la gestión del agua se acerque a la ciudadanía. Los medios de comunicación acostumbran a informar sobre temas con una connotación negativa o polémica, como el incremento de los precios, las sequías e inundaciones, los eternos debates sobre cuál es la mejor solución para garantizar el abastecimiento, entre otros.
Fuera de estos temas, la gestión del agua escasamente no aparece en los medios. A lo mejor una solución sería que las infraestructuras del ciclo del agua fueran visualmente más atractivas. De este modo, atraerían el interés de la ciudadanía y ayudarían a difundir la importancia del agua para nuestras vidas.
