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Budapest, la ciudad del urbanismo hídrico

Sobre el blog

Rubén Olalla Salmón
Grado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Alcalá. Máster en Hidrología y Gestión de Recursos Hídricos. Máster en Sistemas Integrados de Gestión. Apasionado de todo lo que gira en torno al mundo AGUA.
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Hace apenas 10 días regresaba de mi viaje a Budapest, con la certeza de saber que había estado en una de las ciudades del mundo donde el agua es la verdadera protagonista de la vida cotidiana, económica y social de la ciudad.

Para poneros en contexto, el nombre de la ciudad viene de la unión de Buda y Pest, dos centros urbanos de la región y que se encuentran ubicados a ambos márgenes del Danubio, uno de los ríos europeos por excelencia. Primera connotación del papel del agua en la ciudad.

A raíz de esta situación, son varios los puentes que cruzan la ciudad (Puente de las Cadenas, Puente de la Libertad, el Puente Verde, Puente de Isabel…), algunos de los cuales tuvieron un papel esencial en el desarrollo de la ciudad (como núcleo del Imperio Austrohúngaro, en el siglo XIX, y en la historia reciente de Europa, en las dos Guerras Mundiales), aunque de todos ellos (y como comprobareis poniendo Budapest en Google Imágenes) el más importante de todos es el Puente de las Cadenas, uno de los símbolos de la ciudad. No solo porque fue el primer puente que unió la ciudad y construido sobre el Danubio, sino porque sus 380 metros de largo permitieron la mejora de la actividad comercial y mercantil y con ello, el auge de la ciudad como núcleo del imperio Austrohúngaro. Hoy en día, atravesarlo de día es una oportunidad de disfrutar de las vistas de la ciudad y de admirar el caudal que circula por este gigante fluvial (llega a ser de 2.350 m3/s en Budapest). Para hacernos una idea el río más caudaloso de España es el Ebro y su caudal medio ronda los 600 m3/s (casi 4 veces más…). Pero si atravesar el puente por el día es fantástico, pasear por él en la noche se convierte en un auténtico regalo de la arquitectura (iluminan las cadenas), y es un lugar propio del romanticismo del centro de Europa.

El caudal del Danubio a su paso por Budapest es de 2.350 ms/s. 

Durante mi viaje, y siempre teniendo al agua como protagonista (por algo soy hidrólogo), tuve la oportunidad de cumplir un sueño: navegar por las aguas del Danubio. Lo cumplí y lo hice de noche. Pude disfrutar de las panorámicas de la ciudad, de las luces que encumbran los monumentos y que hacen de Budapest, una ciudad digna de visitar (algunos la llaman la París del Este, la Perla del Danubio, …). Si alguna vez tenéis la oportunidad, no dejéis de hacer el paseo nocturno por el río, es un plan perfecto, económico y una experiencia espectacular, se puede disfrutar de la ciudad desde otra perspectiva, y en nuestro viaje, lo amenizaron con piezas clásicas de Bach, Liszt, Beethoven, Mozart… una experiencia vital y totalmente recomendable.

En Budapest se encuentra el mayor baño de aguas medicinales de Europa

Y otro de los enclaves hídricos y principales de la ciudad no es otro que el mayor baño de aguas medicinales de Europa, el Balneario Széchenyi. Visita casi obligada de la ciudad. Pero antes de compartir con vosotros la experiencia, empezaré diciendo que Budapest se asienta sobre una falla geológica por la que manan estas aguas de características termales y curativas. En la ciudad hay más de 100 manantiales y termas con temperaturas entre 20 y 80ºC, por lo que esta circunstancia, supone un reclamo turístico para la ciudad (el agua como protagonista social y económico). Hay una gran variedad de oferta termal, aunque en nuestro caso, visitamos el balneario Széchenyi, el más grande de la ciudad con 15 piscinas interiores y 3 piscinas al aire libre, que suponen una experiencia única por el contraste de temperaturas dentro y fuera de la piscina. Durante las horas que estuvimos en él, no solo vimos turistas extranjeros, sino gran cantidad de húngaros, lo que nos confirmó lo que el guía nos había indicado de que los húngaros son grandes amantes del agua. No es para menos, teniendo los recursos hídricos que tienen.

Y sí, señores. En Budapest también lo pude comprobar: se puede beber agua del grifo. Yo mismo lo comprobé en el grifo del baño del hotel y no me ha pasado nada. Aumentemos la sensibilidad por esta práctica, la difusión y educación es tarea de todos. Nuestro bolsillo nos lo agradecerá, y nuestros hábitos ambientales, serán la mejor herencia para nuestras próximas generaciones.

Sin alargarme mucho más, y sirva este artículo para ello, solo quiero recomendaros que al menos una vez en la vida, podáis visitar esta ciudad, tiene mucho encanto turístico, diversos rincones que visitar, y si os sentís cómodos con el agua, ¡Budapest es vuestra ciudad! ¡Feliz año 2019 a todos!