Desde el año 2002 existe la desalinización en Cataluña como una medida para incrementar la garantía en el suministro urbano de agua. Esta tecnología consiste en captar el agua de mar y aplicarle un tratamiento para hacerla potable. Hace 17 años que se activó la desalinizadora de la Tordera, ubicada en el término municipal de Blanes (Girona) y con capacidad para producir hasta 10 hm3 de agua al año.
Desde el año 2002 se aplica la desalinización en Cataluña. En menos de 20 años se ha pasado de una producción máxima de 10 a 80 hm3
Se planificó esta actuación con el objetivo de garantizar las demandas en una zona de Cataluña (norte del Maresme y sur de la Costa Brava) donde había un déficit estructural de agua, con el acuífero de la Tordera como única fuente de agua en la zona. Esto provocó, durante muchos años, su sobreexplotación y el riesgo de salinización. La activación de esta planta incrementó la disponibilidad de agua en la zona y conllevó, con el paso de los años, la recuperación de los niveles del acuífero, garantizando las demandas en una zona donde el consumo se incrementa de un modo importante en periodos estivales.

La desalinización se concebió, inicialmente, como una solución local (ámbito comarcal) para ser una medida estructural global (zona más poblada del país)
La gran desalinizadora, en 2009
Desde hace 10 años que está en servicio la planta desalinizadora del Llobregat, ubicada en el Prat de Llobregat (Barcelona) y con una capacidad para producir hasta 60 hm3/año. En el momento de su inauguración, era la planta desalinizadora más grande de Europa que destinaba su producción íntegra a las necesidades urbanas (agua de consumo doméstico y usos industriales). Sin embargo, durante los primeros años de su puesta en marcha funcionó al mínimo (al 10%), al estar los embalses con unos altos niveles de agua.

Además, entre 2008 y 2011 se llevó a cabo la ampliación de la desalinizadora ya existente de la Tordera, que pasó a duplicar su capacidad de producción, pasando de los 10 a los 20 hm3/año. Esta planta, además, se conectó con una tubería a la potabilizadora de Cardedeu, con el objetivo de poder aportar agua al área metropolitana de Barcelona.
En la actualidad, por lo tanto, se dispone de 80 hm3 potenciales de agua de mar en Cataluña, lo que equivale a la misma capacidad del embalse de la Llosa del Cavall (comarca del Solsonès, en Lleida).

Producción variable
En Cataluña, la desalinización está concebida como una medida para garantizar las demandas en épocas de escasez. Su producción aumenta cuando los niveles de los embalses disminuyen: cuanto más bajos están, a mayor rendimiento funcionan las plantas desalinizadoras. En los primeros años de funcionamiento de la desalinizadora del Llobregat, su funcionamiento fue mínimo debido a la abundancia de lluvias y al elevado nivel de reservas de los embalses. En cambio, durante 2016, 2017 y primeros meses de 2018, la producción de estas plantas superó el 80% en su conjunto, aportando más de 100 hm3 al sistema Ter Llobregat, prolongando así las reservas naturales (embalses) y retrasando la entrada en fases de sequía que habrían comportado algún tipo de restricción.

¿Cómo lo nota el ciudadano/a?
Muchos ciudadanos/as se preguntan si el agua que llega a sus casas procede de la desalinización y la respuesta es afirmativa, aunque no se note su sabor. Hay que tener en cuenta que el agua que llega a los hogares del área metropolitana de Barcelona procede de diversas fuentes: ríos (embalses), acuíferos (pozos) y desalinizadoras. Esto provoca que en la red de suministro se llegue a mezclar el agua de estas procedencias.

Mayor consumo energético
Una de las ventajas de la desalinización es su independencia del clima y no depender de la lluvia. Sin embargo, el principal inconveniente de esta tecnología es su elevado coste energético, a pesar que en los últimos 50 años se han producido grandes avances para reducir su consumo eléctrico. Por esta razón, se recurre a ella en situaciones de escasez y para no desperdiciar el agua que se puede captar en los ríos. En lo que respecta al precio, su mayor producción no supone un encarecimiento del recibo del agua para los ciudadanos, ya que su coste, independientemente de la producción, ya está integrada en la tarifa que los municipios pagan a ATL por el agua que reciben en alta (desde embalses, acuíferos y desalinizadoras).

Más desalinización para el futuro
Se prevé que la desalinización en Cataluña de un paso más adelante en el futuro, incrementando su disponibilidad en 60 hm3 de agua adicionales. Para ello se ampliará la planta desalinizadora de la Tordera (sería la segunda ampliación desde su puesta en marcha en 2002), pasando de la capacidad actual de 20 hm3 hasta los 80 hm3. Esta medida servirá para reducir la aportación de agua del río Ter hacia Barcelona e incrementar la disponibilidad de agua para el futuro.
En los próximos años se contempla la ampliación de la desalinizadora de la Tordera, que aportará hasta 60 hm3 de agua al año
También hay que recordar que entre 2008 y 2010 se contempló la posibilidad de construir una nueva planta desalinizadora en Cunit, entre las provincias de Barcelona y Tarragona, para incrementar la garantía en ambas zonas. La llegada de la crisis económica en 2007 provocó que el proyecto no tirara adelante y se descartara.