En el artículo Captadores de agua de niebla en Gran Canaria: función de la cultura correspondiente [12/03/2018] aportamos un viejo MAPA con las características pluviométricas de Gran Canaria, representación espacial que fue realizada en los años 80 [sXX] por el técnico del Servicio Hidráulico de Las Palmas Jaime González Pérez. Las zonas de máxima pluviometría son el Pinar de Tamadaba, los Pinos de Gáldar-Llanos de Constantino y Cruz de los Llanos-Presa de Cuevas Blancas. Las zonas de depresión pluviométrica son los barrancos de la Aldea (Caldera de Tejeda), Agaete, Guiniguada y Tirajana.
Dicen los científicos locales del sXXI que en Canarias existe una tendencia general, aunque con poca significación estadística, hacia la disminución de las precipitaciones [véase Dorta, P. et al. (2018). El calentamiento global en el Atlántico Norte Suroriental. Cuadernos Geográficos 57 (2), 27-52]; mientras que los técnicos del sXX, que instalaron los aparatos de las estaciones, se relacionaron con los observadores, recopilaron los datos, hicieron las correcciones oportunas y confeccionaron aquellos mapas pluviométricos de Gran Canaria, sólo observaron y reconocieron las realidades más absolutas: las de la geografía.
Simón Benítez Padilla escribió en la Memoria del Plan de Obras Hidráulicas (1947) que las tormentas de grandes aguaceros son casi desconocidas en Gran Canaria y que su régimen de lluvias es primordialmente de orden orográfico. A finales de la década de 1950 dos ingenieros [los presistas Alonso Vega y Cañas Barrera] realizaron un estudio hidráulico sobre las observaciones pluviométricas posteriores a 1948. Las conclusiones fueron que la zona de mayor precipitación coincide sensiblemente con la de mayor altitud de la isla; el gradiente de precipitación es mucho más fuerte en la zona Norte que en la zona Sur; y la zona Norte es más lluviosa que la zona Sur.
Jaime González Pérez incluyó a lápiz la precipitación anual media de los barrancos y las vertientes litorales [serie 30 años hasta 1981] en el cuadro de aquel primitivo estudio de 1959: 30 años de datos de los técnicos que instalaron los aparatos de las estaciones, se relacionaron con los observadores, recopilaron los datos, hicieron las correcciones oportunas y confeccionaron los mapas pluviométricos de Gran Canaria. En Gran Canaria llueve por barrancos.
Emilio Fernández González, uno de los más profundos conocedores de las lluvias de Gran Canaria, fue el técnico que comenzó en 1935 a recopilar datos y a instalar aparatos en la ínsula [salvo los dos primeros que fueron instalados por la Sociedad City of Las Palmas Water and Power]. En 1950 defendió que en Gran Canaria también llueve, en la misma forma que en cualquier otro continente [El Continente en miniatura: sus lluvias], porque disponemos de nuestros correspondientes aguaceros [lluvias torrenciales que marcan fechas en la meteorología de un país] y porque en nuestro territorio insular unos años son secos y otros muy lluviosos, con grandes diferencias.
Posteriormente, en su Mapa pluviométrico de la isla de Gran Canaria (1968), Emilio resaltó la aparición de los tres núcleos de máxima pluviometría: La Retamilla, Cuevas Blancas y Tamadaba. En este magnífico artículo aportó que en el año 1955/56 se llegó a los 2.043 litros en 80 días en La Retamilla pero en el año 1962/63 fueron 2.238 litros en 73 días. En el otro núcleo donde se rebasan los 1.000 litros por metro cuadrado y año es el de Cuevas Blancas, donde en 1955/56 se alcanzaron los 2.413 litros en 114 días, mientras que en 1962/63 se alcanzó la máxima de 2.508 litros. Según Fernández González, si observamos la posición de estos dos grandes núcleos, así como la forma dominante de las isoyetas, vemos que corresponden sensiblemente (con un pequeño desplazamiento hacia el Este) con la dorsal o mayores cotas de la isla, lo que nos lleva a la conclusión de que, en su mayoría, las lluvias de Gran Canaria son lluvias de relieve.
El tercer núcleo, de menor importancia, se forma casi todos los años y se corresponde con el Pinar de Tamadaba. En este núcleo se alcanza una media de 653 litros en 86 días, donde también en el año 1962/63 se llegó a los 1.059 litros en 94 días, pero a diferencia de los anteriores, no fue en el 55/56 cuando se alcanzó la máxima, sino en el 53/54, con 1.196 litros en 130 días.
Los técnicos del sXX sólo observaron y reconocieron las realidades más absolutas: las de la geografía
Respecto a las depresiones geográficas, Fernández González dice que el mayor barranco de Gran Canaria -la gran cuenca del Barranco de La Aldea- es un gran bache en cuanto a las precipitaciones, pero también es interesante destacar el bajón producido en las lluvias en la cuenca del Barranco de Coruña [Barranco de Agaete], formándose una especie de cañón que comunica con la cuenca de La Aldea [Caldera de Tejeda]. Lo propio sucede en la Cruz de Tejeda: cañón que atraviesa la cumbre y que deja a derecha e izquierda los dos núcleos de mayor lluvia: La Retamilla y Cuevas Blancas.
Por último, dicen los científicos locales, respecto al cambio climático, que la gran irregularidad de las precipitaciones impide obtener resultados del todo concluyentes y la significación estadística resulta ser escasa [Dorta, P. et al., 2018]. Por tanto, en Gran Canaria debemos seguir comprendiendo la realidad [la Naturaleza] a partir de las observaciones y análisis que realizaron los profesionales que instalaron los aparatos de las estaciones, se relacionaron con los observadores, recopilaron los datos, hicieron las correcciones oportunas y confeccionaron los mapas pluviométricos de Gran Canaria hasta finales de la década de 1980. Sus comentarios, impresiones y datos siguen siendo creaciones autónomas verdaderas. Los técnicos de ayer hablan de lluvias abundantes, excepcionales, extraordinarias o importantes en sus notas, informes, artículos... con tormentas de grandes aguaceros [no desconocidas] que dan lugar a crecidas violentas. Las lluvias de Gran Canaria son lluvias de relieve, otra cosa es el origen.
Expresión personal.